divendres, 9 de juny del 2017
El retorno de Karl Marx para entender lo que está pasando en el capitalismo avanzado
Vicenç NavarroCatedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
En una de las columnas más conocidas del semanario The Economist, la columna Bagehot (a cargo de Adrian Wooldridge), se acaba de publicar un artículo en su número del 13 de mayo que sería impensable que apareciera en las páginas de cualquier revista económica de España de semejante orientación liberal a la que tiene tal semanario. En realidad, no solo en cualquier revista económica, sino en cualquiera de los mayores medios de información de este país (incluyendo Catalunya) tal tipo de artículo nunca podría haberse publicado.
Bajo el título El momento marxista, y el subtítulo Los laboristas llevan razón: Karl Marx tiene mucho que enseñar a los políticos de hoy en día, la columna Bagehot analiza el debate existente entre el dirigente del Partido Laborista del Reino Unido, el Sr. Jeremy Corbyn, y su ministro de Economía y Hacienda en la sombra, el Sr. John McDonnell, por un lado, y los dirigentes del Partido Conservador así como los rotativos conservadores Daily Telegraph y Daily Mail, por el otro. Definir tal intercambio como debate es, sin embargo, excesivamente generoso por parte de la columna Bagehot, pues la respuesta de los rotativos conservadores y de los dirigentes conservadores a los dirigentes laboristas es una burda, grosera e ignorante demonización de Marx y del marxismo, confundiendo marxismo con estalinismo, cosa que también se hace constantemente en los mayores medios de comunicación españoles, en su mayoría también de orientación conservadora o neoliberal.
Los aciertos de Marx según Bagehot, de The Economist
Una vez descartados los argumentos de la derecha británica, la columna Bagehot pasa a discutir lo que considera las grandes profecías de Karl Marx (y así las define) para entender lo que está ocurriendo hoy en el mundo capitalista desarrollado, señalando que muchas de sus predicciones han resultado ser ciertas. Entre ellas señala que:
1. La clase capitalista (que en la columna Bagehot se insiste que continúa existiendo, aunque no se utilice tal término para definirla), que es la clase de los propietarios y gestores del gran capital productivo, está siendo sustituida –como anunció Marx- cada vez más por los propietarios y gestores del capital especulativo y financiero, que Marx (y la columna Bagehot) consideran parasitarios de la riqueza creada por el capital productivo. Esta clase parasitaria es la que, según dicha columna, domina al mundo del Capital, siendo tal situación la mayor responsable del “abusivo” y “escandaloso” (término que Bagehot utiliza) crecimiento de las desigualdades. Los primeros han conseguido cada vez más beneficios a costa de todos los demás. Y para mostrarlo, el columnista del The Economist señala que mientras en 1980 los chief executivesde las 100 empresas británicas más importantes ingresaban 25 veces más que el típico empleado de sus empresas, hoy ganan 130 veces más. Los equipos dirigentes de tales entidades inflaron sus ingresos a costa de sus empleados, recibiendo a la vez pagos (además del salario), de las empresas a través de acciones, pensiones y otros privilegios y beneficios. De nuevo, la columna Bagehot, señala que Marx ya lo predijo y así ocurrió. Es más, la columna Bagehot descarta el argumento que tales remuneraciones se deban a lo que el mercado de talentos exige, pues la mayoría de estos salarios escandalosos de los ejecutivos se los han atribuido ellos mismos, a través del contacto que tienen en los Comités Ejecutivos (Executive Boards) de las empresas.
Marx llevaba bastante razón
2. Marx y Bagehot cuestionan la legitimidad de los estados, instrumentalizados por los poderes financieros y económicos. La evidencia acumulada muestra que el maridaje del poder económico y político ha caracterizado la naturaleza de los Estados. La columna Bagehot hace referencia, por ejemplo, al caso Blair (dirigente de la 3ª Vía), que de dirigente del Partido Laborista, una vez dejado el cargo político, pasó a ser asesor de entidades financieras y de regímenes impresentables. En España podríamos añadir una larga lista de expolíticos que hoy trabajan para las grandes empresas, poniendo a su servicio todo el conocimiento y contactos adquiridos durante su cargo político.
3. Otra característica del capitalismo predecida por Marx –según la columna Bagehot- es la creciente monopolización del capital, tanto productivo como especulativo, que está ocurriendo en los países capitalistas más desarrollados. Bagehot señala como tal monopolización ha ido ocurriendo.
4. Y, por si no fuera poco, Bagehot señala que Marx también llevaba razón cuando señaló que el capitalismo por sí mismo crea la pobreza a través del descenso salarial. En realidad, Bagehot aclara que Marx hablaba de “inmiseración”, que es –según el columnista- un término algo exagerado pero cierto en su esencia, pues según tal columnista los salarios han ido bajando y bajando desde que empezó la crisis en 2008, de manera tal que, al ritmo actual, la tan cacareada recuperación no permitirá que se alcancen los niveles de empleo y nivel salarial de antes de la Gran Recesión en muchos años.
Es más, además de estas grandes predicciones, la columna Bagehot afirma que la presente crisis no se puede entender sin entender los cambios dentro del capital, por un lado, y el crecimiento de la explotación de la clase trabajadora, por el otro, tal como señaló Marx.
¿Se imagina el lector a algún gran diario español, sea o no económico, que hubiera permitido un artículo como este? The Economist es el semanario liberal más importante del mundo. Y promueve tal ideología. Pero algunos de sus principales columnistas son capaces de aceptar que, después de todo, Marx, el mayor crítico que ha tenido el capitalismo, llevaba bastante razón. Sería, repito, impensable que en este país, tan escorado a la derecha como resultado de una transición inmodélica de una dictadura fascista a una democracia tan limitada, no solo un rotativo liberal, sino cualquier mayor rotativo, publicara tal artículo con el tono y análisis que lo hace una de las mayores columnas de tal rotativo, firmada por uno de los liberales más activos y conocidos. Esta columna y la persona que está a cargo de ella, sin embargo, no se han convertido al marxismo. Pero reconocen que el marxismo –que en este país ha sido definido por algunas voces como anticuado, irrelevante o cosas peores- es una herramienta esencial para entender la crisis actual. En realidad, no son los primeros que lo han hecho. Otros economistas han reconocido esta realidad aunque, por regla general, tales economistas no se enmarcan en la sensibilidad liberal. Paul Krugman, uno de los economistas keynesianos más conocidos hoy en el mundo, dijo recientemente que el economista que mejor había predicho y analizado las periódicas crisis del capitalismo, como la actual, había sido Michał Kalecki, que perteneció a tal tradición.
Donde la columna Bagehot se equivoca, sin embargo, es al final del artículo, cuando atribuye a Marx políticas llevadas a cabo por algunos de sus seguidores. Confundiendo marxismo con leninismo, la columna concluye que la respuesta histórica y la solución que Marx propone serían un desastre. Ahora bien, que el leninismo tuviera una base en el marxismo no quiere decir que todo marxismo fuera leninista, error frecuentemente cometido por autores poco familiarizados con la literatura científica de dicha tradición. En realidad, Marx dejó para el final su tercer volumen, que tenía que centrarse precisamente en el análisis del Estado. Por desgracia, nunca pudo iniciarlo. Pero lo que sí que escribió sobre la naturaleza del capitalismo ha resultado bastante acertado, de manera tal que no se puede entender la crisis sin recurrir a sus categorías analíticas. La evidencia de ello es claramente contundente y el gran interés que ha aparecido en el mundo académico e intelectual anglosajón, y sobre todo en EEUU y el Reino Unido (donde se publica The Economist), es un indicador de ello. Pero me temo que lo que está ocurriendo en aquellas partes del mundo no lo verá en este país, donde los mayores medios de información son predominantemente de desinformación y persuasión.
dijous, 8 de juny del 2017
BANC POPULAR: SUMA I SEGUEIX
El Banc de Santander ha comprat el Banc Popular per 1€... Vaig estar a punt de donar-ne 2, però al final me vaig tornar enrere...
El Banc Popular se suma als altres bancs, però sobre tot caixes d’estalvis, que han passat a millor vida. I és que la gran bombolla que va ocasionar el totxo la dècada passada va fer estralls. Dimarts, una mic me dia al respecte:
-Al seu lloc jo també ho hauria fet... Al final qui ho paguem som nosaltres!
Raó no li faltava... Una part important va haver de ser rescatada amb diner públic. Al contribuent no li costarà ni un sol euro, ens van anunciar les autoritats monetàries espanyoles... Els nostres nets encara pagaran aquella mala gestió de les constructores, els bancs, però també dels governs (i ho dic en plural perquè igual tenen culpa Aznar, com Zapatero com Rajoy.
El Popular era un banc menut si el comparem amb el Santander, BBVA o Caixabank, però això no li va impedir ser el banc més rendible del món durant anys. Sí, ho heu llegit bé: El Popular va ser durant anys el banc més rendible del món! Segurament menjaven poc, però païen bé. No corrien cap risc a l’hora d’invertir o finançar projectes de dubtosa rendibilitat, que és el que van fer molt de bancs i caixes a més d’altres disbarats comptables com les targetes black, els sobre sous o el plans de jubilació a favor dels membres dels seus consells d’administració.
Com molts sabeu, l’any 2003 vaig entrar com a regidor a l’Ajuntament d’Amposta. Al començament de cada legislatura, la Diputació imparteix un curs per a electes a la subseu que té al casc antic de Tortosa. Allí vaig conèixer a Miquel Subirats que també s’estrenava con a regidor, en aquest cas per ERC a l’Ajuntament de Deltebre. Durant un recés vàrem estar parlant i entre d’altres coses me va dir que estava al consell d’administració del Banc Popular en representació dels treballadors i que, com sé seien per ordre alfabètic, ocupava la cadira del costat de Lluís Valls-Taberner, el president de l’entitat.
Des d’aquell dia només havíem coincidit un parell de veges. Després d’anys, dijous passats ens vàrem tornar a trobar.
Anava a esmorzar i, en sortir per la porta de l’AEAT de Tortosa el vaig veure a l’altre costat de vorera mirant cap a mi. El vaig reconèixer de seguida... Me li vaig apropar i vaig soltar:
-Trobes que el Popular desapareixerà?
-No me’n parles, no me’n parles, que estic molt emprenyat... Desaparèixer no desapareixerà, però l’acabaran regalant... Si no haguessin fet les inversions ruïnoses que van fer els anys de la bombolla econòmica, otro gallo cantaría... Molt de llicenciat per Òxford i Cambridge, però poc sortir dels seus despatxos per a conèixer la veritable situació de l’entitat. Van posar diners a MARTINSA-FADESA... El Sr. Martín els va fer passar al seu despatx i els va enlluernar amb els seus projectes... Què havíem de fer? –Es van excusar- Si els altres bancs també hi havia invertit... Si Valls-Taberner aixequés el cap, agafaria una metralladora i els mataria a tots –Va concloure-.
Efectivament se’l veia molt emprenyat. De ser el banc més rendible del món a passar a vendre’s per 1€ (tal com Subirats havia previst), hi ha una gran distància, però sobre tot una pèssima gestió.
Abans de signar l’operació de venda amb el Santander, els voltors econòmics feia temps que planaven per sobre del moribund. Una bona mostra és que les accions del Popular es van estar desplomant a la borsa durant diversos dies. Quan les accions (que representen el capital de l’entitat) cauen, és sinònim de que la societat (en aquest cas el Banc Popular) anava perdent valor cada dia que passava. Al final el passiu (dipòsits dels clients i deutes a curt, mig i llarg termini) acaben sent superiors a l’actiu (recursos propis, immobles, etc.)
El Popular ha estat l’últim, tal com es diu en termes comptables, un summa i segueix... Quin serà el proper?
Subscriure's a:
Missatges (Atom)