Toulouse es la capital de la región de Languedoc – Pyrénées y la cuarta ciudad de Francia en población.
Por lo tanto llegar hasta allí no es difícil, ya que está muy bien comunicada,
tanto por carretera, como por tren y avión.
El hecho
de tener familiares por aquella zona hace que te puedas enterar de cosas que
igual ni salen a las guías de turismo, como por ejemplo llegar en coche hasta
el aparcamiento de Ramonville, a las
afueras de la ciudad y desde allí coger la línea B del metro (sólo tiene 2: A y
B) y que confluyen en la céntrica plaza de Jean
Jaurès. El parking es gratuito para los usuarios del metro.
El día que
visitamos Toulouse fue el único que no nos llevamos a nuestra perra Electra ya
que no estábamos seguros que pudiéramos viajar con ella en el metro. La verdad
es que no vimos ningún perro en ninguno de los dos trayectos que hicimos.
Nos bajamos
en la estación de Jean Jaurès, muy
cerca del Capitolio, seguramente el edificio más emblemático de la ciudad junto
a la catedral de St-Étienne. En un edificio contiguo al Capitolio y que forma
parte del conjunto arquitectónico se halla la oficina de turismo. Allí pregunté
dónde estaba el consulado español y no es que tuviéramos que hacer ningún
trámite… Después de consultarlo nos dijeron que estaba muy cerca de la
catedral.
El
Capitolio, que hace las funciones de ayuntamiento, es un imponente edificio. La
entrada es gratuita y se pueden visitar las estancias más notales (escaleras,
salas, galerías…), llenas de pinturas clásicas e impresionistas, esculturas,
muebles, etc. Salvando las distancias te recuerda el palacio de Versalles.
Delante del Capitolio una gran plaza con una enorme cruz occitana.
A la hora
de comer lo hicimos en un restaurante de la plaza Sant Jòrdi, rodeada de este tipo de establecimientos, por lo que no
nos decidimos por uno de ellos hasta dar la vuelta entera.
Y después
de comer nos dirigimos hacia el consulado español pasando por delante de la
Prefectura (equivalente a la delegación del gobierno y que antiguamente había
sido el palacio episcopal) y la catedral. El consulado se encuentra en la calle
Santa Ana, en la parte posterior de los edificios mencionados.
Una placa
advertía que el horario de atención al público era de 10 a 1. ¡Y nosotros que
creíamos que harían horario francés! (A las 12 van a comer) Eran las 2 y llamé
al timbre. Me respondió una voz femenina (después supimos que se llamaba
Miren).
-Hola, buenas tardes… No queremos ser
atendidos… Pregunto por María Llanos
Geira…
-¡La canciller! –Me respondió la voz
femenina por el interfono- Ahora le digo que baje.
No me
preguntó ni quién era. Debió adivinar que la conocía. No todo el mundo debe de
saber el nombre de la canciller de un consulado…
Nos abrió
la puerta de la calle, pero dentro, en mitad del pasillo había otra también
cerrada y que como la anterior se había de activar la apertura desde el piso
superior. Hasta allí bajó la María
Llanos a recibirnos sin saber con quién se iba a encontrar. Al vernos, la
sorpresa fue enorme.
(María Llanos trabajó en la Administración de Hacienda de Tortosa –todos tenemos un pasado…- a finales de la década de los 80 y principios de los 90. Ahora está preparando oposiciones para ser del grupo A1 del Ministerio de Administraciones Públicas y Cooperación)
https://ca.wikipedia.org/wiki/Jean_Jaur%C3%A8s
(María Llanos trabajó en la Administración de Hacienda de Tortosa –todos tenemos un pasado…- a finales de la década de los 80 y principios de los 90. Ahora está preparando oposiciones para ser del grupo A1 del Ministerio de Administraciones Públicas y Cooperación)
https://ca.wikipedia.org/wiki/Jean_Jaur%C3%A8s