GERARDO TECÉ
El debate, como suele pasar en las grandes ocasiones en las que hay algo en juego no fue un debate. Fue una foto del estado del partido referencia del votante de izquierdas durante décadas
Volvían a verse las caras 226 días después de “aquello”, que es como llaman los militantes socialistas al 1 de octubre pasado: un secretario general saliendo por una ventana para que Rajoy entrase por una puerta. “Aquello” y todo lo que rodeó a “aquello” estaba hoy en el ambiente de la calle Ferraz. Imposible que fuera de otra manera, a pesar de los fantasiosos intentos publicitarios de la gestora: “será un debate de ideas entre compañeros”. Los Cabanilla y los Izquierdo volviendo a Puerto Hurraco a hablar sobre cómo mejorar la Casa del Pueblo.
El debate, como suele pasar en las grandes ocasiones en las que hay algo en juego no fue un debate. Fue una foto del estado del partido referencia del votante de izquierdas durante décadas
Volvían a verse las caras 226 días después de “aquello”, que es como llaman los militantes socialistas al 1 de octubre pasado: un secretario general saliendo por una ventana para que Rajoy entrase por una puerta. “Aquello” y todo lo que rodeó a “aquello” estaba hoy en el ambiente de la calle Ferraz. Imposible que fuera de otra manera, a pesar de los fantasiosos intentos publicitarios de la gestora: “será un debate de ideas entre compañeros”. Los Cabanilla y los Izquierdo volviendo a Puerto Hurraco a hablar sobre cómo mejorar la Casa del Pueblo.
Por aquella ventana lanzaron a Pedro, justo donde está usted pisando fue donde una chica se declaró de repente máxima autoridad del partido y en esa papelera de allí Susana tiró el pañuelo de papel con el que lloró, se preparaban los periodistas concentrados a la puerta para reciclarse en guías turísticos si algún grupo de japoneses se acercaba curioseando al ver tanta cámara. Dentro, la gestora cerraba con la Federación Madrileña de Baloncesto el tema de los tiempos. Todo cronometrado y bien cronometrado, nueve minutos para cada uno de los candidatos, tres bloques, nada de preguntas y, al contrario que en las primarias en las que Susana aupó a Pedro, ausencia de militantes en la sala donde se iba a celebrar el acto. Perfil bajo, como en las encuestas de intención de voto.
LOS CABANILLA Y LOS IZQUIERDO VOLVIENDO A PUERTO HURRACO A HABLAR SOBRE CÓMO MEJORAR LA CASA DEL PUEBLO
La llegada a Ferraz de los “compañeros dispuestos a debatir ideas” era la primera jugada del partido y en los tres casos la táctica respondió a la sagrada fórmula política de los espejos inversos: si eres blanco, proyéctate negro. Pedro Sánchez llegó a Ferraz solo y marcial, como llegaría a su propia casa un secretario general, un hombre de Estado. Andares confiados, como de no haber sido desahuciado por el aparato de su partido hace unos meses, como de no tener cerrados los despachos de poder del país. Susana Díaz, aparato y despacho puro, llegó a Ferraz sonriente y rodeada de militantes de base, caras desconocidas que, pareciera, se habían encontrado con ella accidentalmente en la esquina anterior y la habían obligado a presentarse a las primarias en nombre del pueblo llano, llevándola en volandas al debate. La poca espontaneidad lograda con la puesta en escena se rompía al ser preguntados los acompañantes susanistas: “para ganar hay que ganar, hay que hacer un PSOE fuerte y Susana ilusiona”, repetían todos y cada uno de los desconocidos si se les pulsaba un botón insertado en la nuca. El ex lehendakari Patxi López, invitado por parte de la novia, acudió rodeado de todas las caras conocidas de dirigentes que tenía a mano, llevándole la imagen la contraria a los avales y las encuestas, que le dejan tercero con mucha distancia en la carrera de tres.
Tras la llegada, la foto de grupo. Pedro sonreía fingiendo sentirse como en casa. Susana, Patxi y el presidente de la gestora fingían no conocerse. Con la Federación Madrileña de Baloncesto lanzando el balón al aire, el asunto (llamarlo debate sería mentir) comenzó. A la izquierda Susana Díaz, a la derecha Pedro Sánchez (los espejos inversos no dejan un detalle al azar). Ambos peleando bajo canasta y metiendo codo. Eres un veleta. Le diste el gobierno a Rajoy. Mentiste. Tú más. Decepcionaste a Felipe González. Decepcionaste a la militancia. ¿Quién es esa Irene? No me respetaste como secretario general. Respóndeme, ¿quién es esa Irene? En el centro, Patxi, jugando un incómodo y desagradecido papel. A veces de notario, “estamos peleándonos entre nosotros”. A veces de triplista de Susana, cuando Pedro ganaba en centímetros bajo el aro, “¿qué significa nación, Pedro?”. Ahí lo llevas, guaperas, desde seis veinticinco.
SI LOS REPROCHES FUERON LOS ESPERADOS, LAS PROPUESTAS DE FUTURO ENTRE LOS DOS CONTENDIENTES TAMBIÉN LO FUERON: NO HUBO
Si los reproches fueron los esperados, las propuestas de futuro entre los dos contendientes también lo fueron: no hubo. Sánchez, cómodo en su papel de líder derrocado que se mantuvo en el No Es No, no articuló un cómo para su renovado lema de campaña interna (Sí Es Sí). ¿Cómo expulsar al PP sin ni siquiera atreverse a nombrar a Podemos? Díaz, cómoda en su papel de Cid Campeador del Sur, siguió poniéndose punk con la realidad, confundiendo Andalucía con España y tirando de mantras religiosos “este partido es grande”. No piensa pactar con “la derecha tóxica e infame” (cada vez que lo decía se abstenía un gatito) ni con los populismos (que es como llama a Podemos la que llegó a la puerta aupada por militantes de base).
El debate, como suele pasar en las grandes ocasiones en las que hay algo en juego (en este caso lo hay) no fue un debate. Fue una foto del estado del partido referencia del votante de izquierdas durante décadas. Y la foto nos dice lo que ya sabíamos desde “aquello”: que hay dos partidos socialistas. Hoy solo ha sido el día 226 desde “aquello”.
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