dimarts, 9 d’abril del 2013
¿Te gusta golfear?
David Torres.
El golf es un deporte, aunque en manos de los Aznar parezca otra cosa. Un deporte que consiste en golpear una pelotica con un palito y meter a continuación la pelotica por un agujerico en el suelo. Dicho así, parece muy sencillo pero es la hostia de difícil. La familia Aznar necesitó tropecientas clases para irse acostumbrando a sus misterios, clases que costaron once mil euros a cargo del Ayuntamiento de Madrid, háganse una idea. Eso sí, Jose Mari aprendió a meterla doblada.
Podría parecer que a Jose Mari y a Ana Botella les hubiera venido mejor un cursillo de inglés, pero el golf es mucho más importante que el inglés en las relaciones internacionales. Pateando el campo de golf se forjan amistades, se proyectan negocios, se dan abrazos, se hacen chistes, se abren los pulmones, se comparte una enorme cantidad de aire limpio y césped inmaculado sin ese molesto olor a bosta de vaca que suele emanar de la naturaleza en estado puro. Un campo de golf es una marca de civilización, una hembra sinuosa, fragante y verde sobre la que varios machos ejercen su derecho de pernada.
Todo líder mundial que se precie debe presumir de un buen hándicap, ya sea Bush Jr., que cambió la botella (con minúscula) por el palo de golf, ya sea Tony Soprano, que aprovechaba para bajar barriga marcándose unos hoyos con su tío Junior. Una de las primeras cosas que hicieron Fidel Castro y el Che Guevara después de tomar La Habana fue jugar al golf, un duelo histórico documentado en unas fotos soberbias y que horrorizarían a Aznar hasta el punto de que, si se las enseñan, lo mismo quema los palos.
En sus declaraciones, Ana Botella se ha hecho un pequeño lío, no sabemos si gramatical o metafísico. Dice que van a pagar las facturas porque “hubo un desembolso en el Club de Campo en el que alguien utilizó nuestros nombres”. Es curioso, creíamos que era Jose Mari quien había utilizado el palo de golf, pero ahora resulta que era alguien quien utilizaba a Jose Mari, quizá para ir practicando. También dice que las clases se aceptaron como “un detalle de protocolo o de cortesía que en ningún caso se corresponden con la realidad de las facturas”. En esto las facturas se parecen cada vez más a la alcaldesa, alguien que cada vez difiere más del candidato al que realmente votaron. Pero Gallardón era más de jugar al golf a lo grande, por eso gruyereó todo Madrid de socavones.
Al final, para redondear el triunvirato, apareció Álvarez del Manzano y le murmuró a la alcaldesa que le echara la culpa a él, que para eso estaba. La galantería recuerda un poco a aquella anécdota probablemente apócrifa de Cela, según la cual un día soltó un cuesco sísmico en público, de esos que se miden en la escala de Richter, y una señora lo miró entre espantada y atónita. “No se preocupe, señora”, la tranquilizó don Camilo. “Vamos a decir que he sido yo”.
El golf es un deporte, aunque en manos de los Aznar parezca otra cosa. Un deporte que consiste en golpear una pelotica con un palito y meter a continuación la pelotica por un agujerico en el suelo. Dicho así, parece muy sencillo pero es la hostia de difícil. La familia Aznar necesitó tropecientas clases para irse acostumbrando a sus misterios, clases que costaron once mil euros a cargo del Ayuntamiento de Madrid, háganse una idea. Eso sí, Jose Mari aprendió a meterla doblada.
Podría parecer que a Jose Mari y a Ana Botella les hubiera venido mejor un cursillo de inglés, pero el golf es mucho más importante que el inglés en las relaciones internacionales. Pateando el campo de golf se forjan amistades, se proyectan negocios, se dan abrazos, se hacen chistes, se abren los pulmones, se comparte una enorme cantidad de aire limpio y césped inmaculado sin ese molesto olor a bosta de vaca que suele emanar de la naturaleza en estado puro. Un campo de golf es una marca de civilización, una hembra sinuosa, fragante y verde sobre la que varios machos ejercen su derecho de pernada.
Todo líder mundial que se precie debe presumir de un buen hándicap, ya sea Bush Jr., que cambió la botella (con minúscula) por el palo de golf, ya sea Tony Soprano, que aprovechaba para bajar barriga marcándose unos hoyos con su tío Junior. Una de las primeras cosas que hicieron Fidel Castro y el Che Guevara después de tomar La Habana fue jugar al golf, un duelo histórico documentado en unas fotos soberbias y que horrorizarían a Aznar hasta el punto de que, si se las enseñan, lo mismo quema los palos.
En sus declaraciones, Ana Botella se ha hecho un pequeño lío, no sabemos si gramatical o metafísico. Dice que van a pagar las facturas porque “hubo un desembolso en el Club de Campo en el que alguien utilizó nuestros nombres”. Es curioso, creíamos que era Jose Mari quien había utilizado el palo de golf, pero ahora resulta que era alguien quien utilizaba a Jose Mari, quizá para ir practicando. También dice que las clases se aceptaron como “un detalle de protocolo o de cortesía que en ningún caso se corresponden con la realidad de las facturas”. En esto las facturas se parecen cada vez más a la alcaldesa, alguien que cada vez difiere más del candidato al que realmente votaron. Pero Gallardón era más de jugar al golf a lo grande, por eso gruyereó todo Madrid de socavones.
Al final, para redondear el triunvirato, apareció Álvarez del Manzano y le murmuró a la alcaldesa que le echara la culpa a él, que para eso estaba. La galantería recuerda un poco a aquella anécdota probablemente apócrifa de Cela, según la cual un día soltó un cuesco sísmico en público, de esos que se miden en la escala de Richter, y una señora lo miró entre espantada y atónita. “No se preocupe, señora”, la tranquilizó don Camilo. “Vamos a decir que he sido yo”.
dilluns, 8 d’abril del 2013
ESCRACHE AL PP
El que està a punt de fer el Partit Popular amb la
Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que va presentar la Plataforma d’Afectats
per la Hipoteca (PAH), és d’aquelles coses que no té nom.
Com sé que la memòria és efímera i també
he aprés que quan s’escriu per a comunicar alguna cosa no pot donar-se
res sabut, us explicaré una mica els antecedents dels cas.
La PAH van presentar una ILP al Congrés
dels Diputats amb l’aval de més d’un milió quatre-centes mil signatures
(amb 500.000 ja s’hauria pogut presentar) Imagino que la xifra presentada
era per a representar una prova de força davant el govern del PP.
Davant d’un Congrés amb majoria absoluta
del PP, cal el suport d’aquest pe a poder tirar endavant qualsevol iniciativa
que presenti l’oposició o, com passava en aquest cas, per la pròpia ciutadania
representada per una plataforma cívica.
L’oposició en bloc esta disposta des
del primer moment en donar-li suport; no així el PP que va dir que hi votaria
en contra. Davant l’anunci de protestes massives a les seus dels populars,
aquests, a darrera hora i per sorpresa, van decidir recolzar la ILP. Això
si, van anunciar que hi hauria canvis i es va obrir un període de presentació
d’esmenes per a tots els grups. Crec que només el PP en va presentar.
Per aquesta setmana està previst votar
les esmenes (presentades pel PP) i el text final després d’introduir les
esmenes aprovades (que seran totes, per alguna cosa el PP té la majoria
absoluta) Lògicament els text que surti aprovat no tindrà l’esperit que
pretenien els de la PAH. Per a que ho entenguem tots, li passarà com a
l’Estatut d’Autonomia de Catalunya després de passar pel Congrés i, finalment,
pel Tribunal Constitucional.
Per tant, és del tot comprensible la
indignació dels membres de la plataforma al veure com les seves expectatives
s’esvaïen en un moment. Per cert, a la tribuna no hi haurà representants
de la PAH.
Més ha dalt he dit que l’actitud del
PP és d’aquelles que no té nom, però el cert és que se’m acudeixen
una sèrie de qualificatius per expressar els meus sentiments: indignant,
intolerable... De fet, quan vaig llegir la notícia a la pàgina d’Internet
del setmanari el Triangle, al compartir-la al Facebook, ja vaig dir que
els diputats del PP eren uns covards i uns traïdors. Uns covards perquè
quan van veure que el dia de la votació de la ILP, que a la tribuna de
l’hemicicle hi havia diversos representants de les PAH i que es promourien
mobilitzacions davant les seus del partit, els populars van canviar d’actitud.
No per una altra cosa. I uns traïdors perquè, efectivament, amb la seva
posició han alterat totalment les pretensions inicials dels afectats que
esperaven que després de l’estirada d’orelles que va donar el Tribunal
Europeu de Justícia, les coses podien millorar de forma considerable.
Davant d’aquesta actitud, responeu-me
sincerament: Els membres del PP no s’han guanyat a pols que se’ls
hi faci escrache?
Des del meu punt de vista, sí. De moment
ja sé li ha fet escrache a la vice-presidenta Soraya Sáez de Santa
Maria. Qui en serà el proper o la propera?
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