(Repoducimos íntegramente y debido a su interés, la carta
de un policía nacional)
Soy policía. Ingresé en el Cuerpo hace 18 años. He ascendido pero eso es lo de menos,
porque la estafa de la que he sido víctima es al colectivo policial como funcionarios del
Estado, funcionarios públicos.
No soy vocacional; ingresé porque era una oportunidad laboral pero soy un policía decente,
tan íntegro como el que más, así que ser o no vocacional es, para mí, indiferente; hay
buenos y malos policías con o sin vocación.
Había más de 5.000 opositores para 100 plazas. Superé las pruebas físicas, corrí 2 kilómetros
en menos de 7 minutos a cero grados de temperatura; hice 16 abdominales; superé la
prueba de salto y una pista americana. Superé el examen teórico; luego vino el examen
médico y la entrevista. Tuve suerte y aprobé a la primera.
Me casé, tengo dos hijos y gracias a ellos y a mi mujer he podido ascender, con traslados, y
malvivir hasta que los sucesivos gobiernos del PSOE y el PP han decidido que yo era el
enemigo. Yo, que nunca he hecho nada ilegal, pago los “platos rotos” de tanto mangante
sinvergüenza que ha anidado cerca de los políticos, los que están en consejos de
administración y ofrecen puestos de trabajo muy bien remunerados a los políticos de
relevancia cuando dejan sus cargos (Aznar, Felipe González, Zapatero,…)
No le debo nada al Gobierno, ni a los políticos, ni al resto de ciudadanos; nadie me regaló el
puesto que ocupo y no es verdad que sea en propiedad. Al menos no lo es en la Policía,
donde cada año salen expulsados entre 20 y 30 miembros por la comisión de delitos, pero
también puedes ser expulsado por un error al tomar una decisión en una situación de
tensión y riesgo, que luego, analizada desde la tranquilidad de un despacho es fácil colegir
que fue errónea. En una persecución, ante alguien armado o en un tiroteo, con riesgo para
tu vida y la de otras personas las decisiones son más instintivas que razonadas. Pero
aquellos que han hecho un país donde ellos viven como privilegiados mantienen un Código
Penal en el que la mínima sanción de inhabilitación a un policía supone su expulsión
definitiva, para siempre, del Cuerpo. No importa su hoja de servicios ni la intencionalidad del
acto (si intentaba salvar la vida a alguien, o evitar un mal mayor) error es igual a condena.
España es un país trufado de corrupción. La primera vez que leí esto en una publicación de
mi sindicato, el SUP, consideré que era un desbarre de quien lo escribía, pero a medida que
he profundizado en lo que escribían cada mes he acabado coincidiendo plenamente con ese
análisis: España es un país corrupto y no tiene viabilidad como Estado. La Casta política
mantendrá el poder a cualquier precio, pues no es poca la riqueza y las sagas familiares que
se contemplan, con hijos de altos cargos que trabajan en empresas que han mantenido
relaciones con las administraciones gobernadas por sus padres, como por otra parte
también ocurre en la Policía. Yo soy testigo de primera mano de dicha corrupción que ha
calado hasta el tuétano en esta sociedad y que impide la igualdad de oportunidades,
principio básico de la igualdad de todos ante la ley que propugna la Constitución. Eso, como
tantas otras cosas, son mentiras sobre las que se asienta un sistema corrupto como este.
En los dos últimos años el Gobierno socialista me ha quitado el 5%; me han rebajado la paga
extra; me han congelado el sueldo dos años con la consiguiente pérdida de poder
adquisitivo (casi el 7%) , y ahora, el gobierno popular al que voté me quita 10 días de mi
tiempo libre para estar con mi familia, me quita la paga extra que me permite celebrar la
Navidad sin mucha holgura, me quita posibles ayudas de Acción Social (al rebajarse el
presupuesto un 50% según leo en una noticia del SUP) y ya hay rumores de que peligra la
productividad del próximo año. Un robo a mano armada usando el BOE.
Sr. presidente del Gobierno; me siento estafado por usted y su partido. Como antes me sentí
estafado por el anterior Gobierno, aunque ahora con la diferencia de que me ha estafado el
Gobierno al que di mi voto. Eso no volverá a ocurrir. España y los españoles estamos en la
ruina y usted y los suyos, los de la Casta política, siguen viviendo bien en esas
macroestructuras políticas que han creado para que no les falte “puesto de trabajo” a
ninguno de ustedes. Y ese “ustedes” incluye a sus familiares más director, menos directos,
compañeros de partido, amigos y conocidos. En la Administración Central, Comunidades
Autónomas y Ayuntamientos hay mucho digno funcionario que ha conseguido su plaza con
esfuerzo y méritos, y mucho cargo de libre designación, asesores, personal contratado, etc.
que no tienen ni mérito ni capacidad para ello, más que ser del mismo partido, familiar,
amigo, conocido o vecino del corrupto de turno.
Me siento estafado por ustedes y deben saber que desde el pasado día 11, técnicamente, no
he trabajado. Estoy aplicando el lema de “trabaja según te pagan, trabaja según te tratan”. Y
así voy a continuar. Creo que, puesto que no tenemos derecho de huelga, algo debemos
hacer los policías y yo lo estoy haciendo desde el día que usted decidió anunciar en el
Congreso de los Diputados que me rebajaba todavía más el sueldo.
Ojalá todos mis compañero/as hagan lo mismo y entre nosotros y otros muchos colectivos
consigamos derribar al Gobierno, provocar un cambio del sistema corrupto imperante y que
España vuelva a lo que solo por la corrupción de los más poderosos ha dejado de ser. Han
construido una sociedad de castas donde ustedes se reservan los mejores lugares,
antidemocrática, y me piden a mí y mis compañeros que sigamos identificando, presionando
a los ciudadanos, a los jóvenes, y sancionándolos, cuando la mitad de ellos no tiene trabajo
ni esperanzas de poder tenerlo en un futuro más o menos inmediato.
No conocí la dictadura, pero esto debe parecérsele bastante.
No haré nada que pueda perjudicar a la ciudadanía, no dejaré de perseguir un delito y
siempre que sea requerido acudiré, pero mi iniciativa será cero mientras usted siga en el
Gobierno.
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