dilluns, 19 de setembre del 2016

VIATGE AL PAÍS DELS CÀTARS. TUCHAN (2)












L'11-S dóna una mica d'oxigen a Junts pel Sí

JOAN TAPIA
Periodista


Puigdemont aposta per eleccions "constituents" la tardor que ve

Junts pel Sí ha salvat els mobles. És cert que el nombre de manifestants és bastant inferior al d’anys anteriors. Però 800.000 ciutadans demanant la independència són molts. És una dada que no es pot menysprear, fins i tot encara que només fossin 400.000. Una altra cosa és que en democràcia les decisions no es prenen al carrer, sinó a les urnes.
Sense el suport dels manifestants de diumenge, el Govern de la Generalitat s’hauria quedat sense oxigen. Ha passat un any des de la victòria del 47,8%, que no va ser tal, ja que les eleccions es van convocar com a «plebiscitàries». I el balanç és molt deficient. El cert és que aquells que, segons el nou president, Carles Puigdemont, havien de portar Catalunya a un pas de la independència, no han sigut capaços ni d’aprovar el pressupost de l’autonomia del 2016. El ridícul ha sigut tan espantós que Puigdemont ha hagut de presentar la qüestió de confiança. Sembla que la passarà, encara que no és clar que la CUP oblidi l’exigència d’un RUI, referèndum unilateral, que el president s’inclina per no convocar si no és «factible», és a dir pactat amb l’Estat, opció que sembla força improbable.
A Junts pel Sí diuen que l’embolic és per culpa de la CUP, però és que aquest grup assembleari –que vol anar-se’n no només d’Espanya, sinó també de la UE– és el soci que van escollir per no admetre que el 27-S es van quedar en 62 diputats, nou menys dels que van treure per separat CiU i ERC el 2012. O sigui, que havien perdut l’anhelada majoria absoluta.
Però els manifestants –la immensa majoria no és de cap partit– no tan sols no els han censurat, sinó que els permeten allargar la vida alguns mesos. Si la CUP vota la moció de confiança i les coses no es torcen en el pressupost, Junts pel Sí podrà continuar governant, intentarà aprovar les anomenades lleis de desconnexió i convocarà unes altres eleccions autonòmiques avançades –que batejarà com a constituents– d’aquí un any.
Aquell serà el moment de la veritat per a l’independentisme perquè no té bon balanç i parteix d’un feble punt de suport, ja que –si es jutja per la menor mobilització de diumenge– potser no mantindrà el suport del 47,8% del 27-S, que va baixar bastant en les legislatives del juny.
El que passa és que avui no hi ha una altra via amb força per satisfer el desig de més autogovern que pugui corregir la desafecció generada per la sentència de l’Estatut. El Govern del PP insisteix només a aplicar la llei i fica la pota amb perseverança. L’última, el ministre Margallo afirmant que l’independentisme és pitjor que el terrorisme.
I les altres forces, des de Colau, que exigeix un referèndum legal però no sap quin seria el seu vot, fins al PSC, que advoca per la reforma federal de la Constitució, o Inés Arrimadas, que ha dit que només aplicar la llei no és la solució, són incapaços d’acordar una proposta que sigui acceptada a Madrid.
El PP pot seguir governant (malament) i l’independentisme –aferrat a la protesta– pot aguantar (malament) aquí. Així aniríem a un aparatós xoc de trens que tindria conseqüències catastròfiques.

ESPECIAL FOTOS DENÚNCIA 19-09-2016

Com ja us vaig dir una vegada, de tant en tant la gent me fan arribar fotos per a que les publiqui. 
Aquestes són del carrer Pelai d'Amposta. 
Segons me va dir la persona que me les va enviar, per la tarda ho van replegar...  



diumenge, 18 de setembre del 2016

VIAJE AL PAÍS DE LOS CÁTAROS: ALBÍ

Albi es la capital del departamento del Tarn, dentro de la región Mediodía-Pirineos. Es conocida por ser la cuna del catarismo, de aquí que a la considerada herejía cátara sé la conozca también como albigense.  
Llegamos a Albi siguiendo la autopista de los Dos Mares (A61) hasta Toulouse, para después continuar por la A68. Dejamos el coche en un gran aparcamiento gratuito que hay en la entrada de la ciudad y a partir de allí continuamos a pie.
El primer lugar que visitamos fue el parque Rochegude, que toma el nombre de un marino, político, romanista, lingüista y bibliófilo, i que es uno de los pulmones verdes de la ciudad. Desde allí nos dirigimos hacia la catedral, sin duda alguna su edificio más imponente. Durante el trayecto pasamos por el auditorio, un moderno edificio que alberga la oficina de turismo. Inmediatamente después la plaza de Lapérouse, un gran espacio abierto con algunas zonas arboladas.

Poco a poco nos íbamos adentrando al centro histórico de la ciudad. Cruzamos una rambla donde por lo visto aparcan los autobuses turísticos, algunos con matrícula de España. En este punto un singular edificio me llamó la atención: unas viejas duchas públicas, muy típicas del vecino país. A nuestra derecha el edificio de los Juzgados y el monumento al marino que le da nombre a la plaza. Pero antes de acceder al caso antiguo nos sentamos a comer en la terraza de un pequeño restaurante.
Al acabar seguimos nuestro recorrido hasta que, de repente, nos dimos cuenta que había gente entrando y saliendo por un pequeño pasaje medio camuflado por el entorno urbanístico. Por dicho pasaje se accede a la vieja colegiata y claustro de San Silvino, mezcla entre románico y gótico. Una curiosidad es que las viviendas que dan al claustro han sido habilitadas como alojamientos turísticos.
En nuestro recorrido, y antes de llegar a la gran plaza de la catedral, vimos algunos edificios que nos recordaron a las casas medievales que ya habíamos visto en otros pueblos y ciudades (Mirepoix, Foix…), pero aquí están excesivamente restauradas aparentando ser edificios nuevos a los que se les ha querido dar un aire antiguo.

De pronto se abrió ante nuestros ojos la gran plaza de la catedral, donde también está el palacio de la Berbie, sede del museo Toulouse-Lautrecque tiene en su interior un precioso jardín francés.      
La catedral de Santa Cecilia (declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO), de estilo gótico, es monumental por fuera y majestuosa por dentro. Como íbamos con nuestra perra, decidimos turnarnos para visitarla. Primero lo hizo mi mujer, mientras yo me quedaba esperando en la entrada de la puerta principal siempre repleta de visitantes de todas las edades y algunos perros. Mi mujer se tomó la visita con calma, recreándose en las explicaciones que recibía a través de un audioguía y de lo que iban viendo sus ojos. Después de visitar la sala del tesoro situada en el piso superior, hizo lo mismo con las diferentes naves del piso inferior, el órgano y las pinturas murales que representan el juicio final del altar mayor, los altares laterales,  así como el resto de las pinturas murales que recubren por completo sus paredes, cúpulas, columnas, ventanales, rosetones, cristaleras, bancos, etc.
Cuando me tocó el turno, rechacé el audioguia porque necesitaba las dos manos para poder sacar fotos e intentar atrapar la mayor parte de aquella belleza con mi cámara fotográfica.
Al terminar nuestra visita a la catedral, como el calor era sofocante decidimos acercarnos hasta un bar para calmar nuestra sed. La casualidad nos llevó hasta el gran café de la Pontié, uno de los más conocidos, situado a un extremo de la plaza de Vigan. Mientras apurábamos nuestros vasos pudimos ver los preparativos de lo que, sin duda, iba a ser una gran fiesta musical con diferentes escenarios y espacios perfectamente delimitados.

Todavía nos quedaba tiempo antes de regresar a nuestro punto de origen y decidimos proseguir nuestra visita pasando junto el monumento a  Lapérouse y luego al erigido en honor a los héroes franceses. Más tarde y dando un pequeño rodeo, atravesamos un aparcamiento situado en las proximidades del río Tarn y cruzando por debajo de un acueducto llegamos al paseo del río que recorrimos durante algunos centenares de metros donde apreciemos viejos amarres, lo que sin duda es indicativo de la intensa navegación comercial que había existido antaño . Ese es un buen lugar para dar largos paseos o practicar footing. Continuamos hasta llegar a un antiguo molino que hay a los pies del puente viejo que lleva hasta los barrios que hay más allá de la otra orilla y que no llegamos a visitar. Luego subimos una empinada calle que nos llevó hasta el mercado que tiene una singular forma triangular.
A partir de este punto, como quien dice, deshicimos el camino que habíamos recorrido por la mañana hasta llegar al coche.

EL APUNTE
El altar mayor de la catedral de Santa Cecilia no tiene retablo. En su lugar se ubica el gran órgano cásico del siglo XVIII que mide 16,40 m. de ancho por 15,30 de alto.

LA CURIOSIDAD
 El gran café de la Pontié, aparte de ser uno de los más conocidos de Albi, también es caro. Y no sólo para los bolsillos de los turistas españoles, sino incluso para los franceses, tal y como nos dijo mi primo cuando regresamos a su casa en Saint-Gaudéric. El precio mínimo de la consumición es de 3,9€. Por una agua con gas y una cerveza 7,80€. Quizás por eso sujetan las puertas con lingotes de oro…

LA VISITA PENDIENTE
Nos quedó por visitar el museo de Toulouse-Lautrec. Como es sabido, este pintor es uno de los máximos exponentes del posimpresionismo.