Desde 2011 (6.5% del PIB en Sanidad), el porcentaje de inversión ha ido disminuyendo año a año (excepto 2015) y las previsiones del actual Gobierno son reducirlo aún más hasta 2020 con un porcentaje del 5.6%
Mientras ciertos individuos canalizan su ira hacia las víctimas de un sistema, los verdaderos responsables de su crisis pueden vivir bien tranquilos, porque ni los pacientes enfervorecidos ni los recortes en Sanidad les afectarán lo más mínimo
ESTHER SAMPER
Mientras ciertos individuos canalizan su ira hacia las víctimas de un sistema, los verdaderos responsables de su crisis pueden vivir bien tranquilos, porque ni los pacientes enfervorecidos ni los recortes en Sanidad les afectarán lo más mínimo
ESTHER SAMPER
Con el comienzo de la crisis en 2007 en España, pocos se imaginaban el enorme efecto que tendría en la vida de todos nosotros. En estos 10 años de crisis (que muchos no dan aún por terminada) casi cada faceta de nuestra vida se ha visto influenciada, en mayor o menor medida, por estas circunstancias especiales. La Sanidad, por su vital importancia y por la magnitud de inversión que supone para un país (especialmente para las Comunidades Autónomas) ha sido una de las protagonistas. Ahora que llevamos alrededor de una década de crisis quizás sea un buen momento para echar la vista atrás y preguntarnos: ¿cómo ha cambiado la sanidad española en estos 10 años? ¿En qué se ha visto más afectada?
Sin duda, el factor más importante para responder a estas preguntas es el dinero que se ha invertido (o dejado de invertir) en sanidad durante los últimos años. Es este "detalle" el que determina la magnitud con la que la sanidad se ha visto influenciada. En la web del Ministerio de Sanidad pueden encontrarse las Estadísticas de Gasto Sanitario Público desde 2002 hasta 2015.
Durante el transcurso de esta crisis se pueden observar 3 tendencias diferentes. De 2007 a 2009, pese a la crisis, hubo un aumento del gasto sanitario. A partir de 2009 y hasta 2013 ha existido un descenso evidente y gradual del gasto hasta valores casi de 2007. Y es a partir de 2014 cuando se empieza a notar un cambio con una tendencia hacia un ligero aumento del gasto sanitario. Como explica Javier Padilla en Seis dudas y siete gráficas sobre gasto sanitario en España: se recortó en Sanidad más de lo que decreció la economía y, en general, la Atención Primaria y la Salud Pública han sido el principal objeto de recorte.
¿Cómo nos sitúa nuestra inversión en Sanidad con respecto al resto de países de Europa? Como era de esperar, teniendo en cuenta los datos anteriores, España se sitúa en la posición decimoctava dentro de un total de 28 países europeos en cuanto a porcentaje de inversión en Sanidad por PIB (6.2%), según datos de 2015 de Eurostat. Desde 2011 (6.5% del PIB en Sanidad), el porcentaje de inversión ha ido disminuyendo año a año (excepto 2015) y las previsiones del actual Gobierno son reducirlo aún más hasta 2020 con un porcentaje del 5.6%, datos con los que los inversores en sanidad privada se estarán frotando las manos. Además, desde el 2012 (fecha en la que se modificó la ley de Sanidad) la Sanidad pública española dejó de ser universal y desde entonces sólo están cubiertas las personas que cumplan ciertos criterios.
Otra de las consecuencias de la crisis ha sido que las diferencias en cuanto a inversión en Sanidad entre Comunidades Autónomas se han incrementado drásticamente, lo que supone diferencias evidentes en las prestaciones y la calidad en la atención sanitaria de los españoles según su lugar de residencia. Por ejemplo, resulta especialmente llamativo que hay en torno a 500 euros de diferencia en el gasto sanitario público por habitante entre el País Vasco y Andalucía.
Por otro lado, si el panorama general de la inversión pública en sanidad ha sido el recorte tras recorte, exceptuando 2014-2015, en la sanidad privada la tendencia ha sido justo la opuesta: Desde 2007 hasta 2014 (últimos datos publicados) el gasto sanitario privado prácticamente se ha incrementado año por año. Como comentan en la fundación IDIS: "En un contexto de dificultades financieras, la Administración Pública opta por una política de transferencia de costes hacia las familias". A lo que habría que añadir: A río revuelto, ganancia de pescadores.
Una de las consecuencias más inmediatas del descenso en el gasto sanitario público han sido la reducción de personal y la precarización del personal sanitario. Desde 2008 hasta 2016, el sector sanitario ha sido el más castigado con la crisis, con una reducción en la media salarial de 11 puntos, según el Instituto Nacional de Estadística. Por otro lado, la elevada temporalidad del personal sanitario ha descendido ligeramente desde 2008 hasta 2016 (de un 34.2% a un 31.6%). Aun así, 1 de cada 3 trabajadores de la sanidad pública en 2016 tenía un contrato temporal (incumpliendo la normativa de la Unión Europea). Como dato revelador, en el mismo año, 1 de cada 3 contratos firmados en Sanidad duraba menos de una semana. Además, entre 2009 y 2014 se perdieron 12.180 profesionales en la Sanidad Pública.
Esta precarización y reducción del personal sanitario tiene obvias consecuencias en la calidad de la atención sanitaria. Si bien en 2011 se batió un récord del número camas de hospital (162.538), esta cifra hay ido cayendo hasta 2016, año en el que se registró el número más bajo de camas de hospital (157.665) desde que se tienen registros históricos (año 2004). El número de hospitales ha seguido una tendencia similar, con un máximo de 804 hospitales en 2008 hasta un mínimo de 788 en 2016.
Los aumentos de las listas de espera y los tiempos de espera son las consecuencias lógicas de todos los datos anteriores y las que sufren más directamente los usuarios de la sanidad pública. Quizás por ello, los políticos suelen hacer múltiples "trampas" para maquillar las listas esperas y se hacen cambios metodológicos para calcularlos, lo que hace difícil una comparación directa entre los datos de diferentes años.
Por tanto, la información al respecto hay que cogerla con pinzas y teniendo en cuenta que, muy probablemente, la realidad es peor de lo que las estadísticas indican. En este sentido, el número de pacientes en listas de espera quirúrgica y el tiempo medio de espera se había mantenido más o menos estable e incluso iban disminuyendo en nuestro país hasta Junio de 2011. Es a partir de Diciembre de 2012 cuando se observa un obvio cambio de tendencia, con un incremento notable del tiempo medio de espera (de 76 días en Junio de 2012 a 104 días en Junio de 2017). Además, tanto el número total de pacientes como el porcentaje de pacientes en listas de espera por más de 6 meses es también considerablemente mayor en la actualidad que en años previos. Por ejemplo: Si en Junio de 2014 el porcentaje de pacientes en lista de espera por más de 6 meses era del 10.6%, en Junio de 2017 esta cifra se eleva al 14.3%.
La frustración ante el panorama de recortes en sanidad también tiene un lado oscuro: en los últimos años las agresiones a sanitarios han aumentado (casi un 40% sólo en 2016), como consecuencia, entre otras razones, de las listas de espera o la falta de personal, según los profesionales sanitarios. Y mientras ciertos individuos canalizan su ira hacia las víctimas de un sistema, los verdaderos responsables de su crisis pueden vivir bien tranquilos, porque ni los pacientes enfervorecidos ni los recortes en Sanidad les afectarán lo más mínimo.
Aquí podeu veure l'escrit original amb els gràfics.
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