Los naranjas no pueden votar con Podemos pero tampoco pueden dejar que siga Cifuentes arrastrándoles al abismo; una contradicción que sólo puede resolverles Rajoy y que, por supuesto, no les va a solucionar, al menos gratis
ANTÓN LOSADA
ANTÓN LOSADA
Desvela eldiario.es que Ciudadanos ha encargado una encuesta para ver si la gente le dice qué debe hacer con una presidenta de una comunidad autónoma que ha mentido reiteradamente sobre cómo ha obtenido su currículo, ha abusado de su posición de poder par obtener un titulo académico de nula validez, ha enfrentado al gobierno de Madrid con una de sus universidades y ha puesto en entredicho los logros de miles de alumnos de esa misma universidad. Conociendo a los naranjas, no es de extrañar tanta pasión por la demoscopia. Es lo más coherente y lo dice todo sobre el carácter y la firmeza de las convicciones de la formación naranja: estos son mis principios pero si usted me vota tengo otros; puro marxismo.
Todo el mundo en el Partido Popular sabe qué significa haber recibido el mítico y letal “abrazo mariano”. Cristina Cifuentes hace como que no lo sabe, pero lo conoce perfectamente. La presidente de la Comunidad de Madrid va a morir con el mismo estilo que la marcado toda su carrera política: la ausencia absoluta de solvencia y consistencia pero una temeridad y una osadía tan frívolas como inagotables. Solo así se entiende el ridículo de inventarse una conspiración del PSOE y el malvado Ángel Gabilondo apoyándose en un titular oportunamente proporcionado por su prensa más amiga y mejor subvencionada. No aprende. Cifuentes perecerá políticamente como es ella: riéndose porque los muertos somos nosotros.
El daño ya está hecho y Mariano Rajoy lo sabe. Tras el funeral de Sevilla, ahora solo puede esperar y demostrarle a los suyos que en el PP no se abandona a nadie; ni siquiera a quien se lo merece por pensar antes en ella que en el bien del partido. Si en Ciudadanos confían en que Rajoy les haga el trabajo sucio en Madrid, van listos. Su estrategia pasará ahora por convertir el “caso Cifuentes” en el “caso Ciudadanos”. No le va a dejar apuntarse el tanto, como con los presupuestos que él aún negocia con el PNV mientras Rivera se las da de estadista en la sala de prensa.
El truco de la comisión de investigación resulta tan banal que no merece ni comentario. Ciudadanos va a tener que pasar por apoyar una moción de censura para echar a Cifuentes y va a tener que ejecutar justo aquello que se negó a hacer en 2016: votar un gobierno de PSOE y Podemos. Algo que supondría un misil directo a la línea de flotación de la estrategia que ha permitido a los naranjas crecer y multiplicarse en las encuestas. Los naranjas no pueden votar con Podemos pero tampoco pueden dejar que siga Cifuentes arrastrándoles al abismo. Una contradicción que sólo puede resolverles Rajoy y que, por supuesto, no les va a solucionar; al menos gratis.
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