En España hemos conseguido un triste récord de vergüenza. La Junta Directiva Nacional del
Partido Popular, que debería reunirse cada cuatro meses pero significativamente llevaba sin
hacerlo dos años, fue convocada al fin por Rajoy, tras el descalabro electoral en Andalucía.
Pero sólo para que todos le oyeran decir que había que prescindir de cualquier disensión interna,
y pedirles que le sigan mansamente al abismo al que les –y nos– lleva. Nadie tomó la palabra y dio abruptamente «el acto por concluido », como denunció la diputada popular Cayetana Álvarez de
Toledo. Rajoy volvió a demostrar en esa misma sede que rezuma corrupción hasta en su reforma… arquitectónica su carácter antidemocrático, única forma que tiene ya de tapar la ruina que, en
cuanto ha podido, ha provocado, recortando incluso España, al agravar mucho el problema con Cataluña, principal crítica que le hace la mencionada diputada.
Martín Sagrera. Madrid
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