Vicenç Navarro
Una característica de los tiempos presentes en la Eurozona es el crecimiento de las desigualdades en la distribución de las rentas en la mayoría de países que constituyen esta unión monetaria. Varios informes se han publicado recientemente que detallan y muestran este crecimiento, que también ha ocurrido en un gran número de países de elevado nivel de desarrollo económico (ver World of Work Report 2008. Income Inequalities in the Age of Financial Globalization. International Labour Organization, ILO, y Growth and Inequalities: Distribution of Revenues and Poverty in OECD countries. OECD. 2008).
En este crecimiento de las desigualdades, los fenómenos más acentuados han sido:
1. El enorme crecimiento de las rentas del capital a costa del de las rentas del trabajo;
2. Dentro de las rentas del capital, el gran crecimiento de las rentas derivadas de las actividades financieras a costa de las rentas derivadas de la inversión en actividades de la economía productiva. Las primeras han crecido mucho más rápidamente que las segundas. Y,
3. Dentro de las rentas del trabajo, los elevados salarios de los gestores del capital (y en especial de los gestores del capital financiero) y de personal altamente especializado han crecido mucho más rápidamente que la mayoría de salarios y muy en particular que los bajos salarios. Este diferencial entre los salarios ha ido en sentido contrario al crecimiento de los receptores de los salarios. Es decir, los trabajadores y empleados con salario bajo han aumentado, en número, mucho más rápidamente que los empleados con salarios altos. Ello ha acentuado todavía más el abanico salarial y la desigualdad de los salarios de aquellos países.
Esta situación ha sido particularmente acentuada en los países PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), también llamados países periféricos de la Eurozona. España es hoy uno de los países más desiguales en la Eurozona, con salarios más bajos, por un lado, y remuneración más alta a los altos dirigentes, por el otro. Una de las causas de esta situación es el enorme poder político que tiene el capital financiero y la organización de la gran patronal, junto con su gran influencia sobre los medios de mayor difusión, lo cual explica la escasa visibilidad mediática de estos hechos. Hoy, los medios están enfatizando (a través de sus editoriales y páginas de opinión) la necesidad de bajar todavía más los salarios medios y bajos a fin de aumentar la competitividad de la economía española. En este énfasis, se olvida, se ignora o se oculta qué otros factores y precios de producción (además de los salarios) contribuyen a definir el coste del producto. Entre ellos destacan los beneficios del capital (de las grandes empresas) que están entre los más altos de la Eurozona y que han dado pie a que incluso el Banco Central Europeo señalara que eran excesivos.
Estas políticas de devaluación de los salarios están incrementando las desigualdades en España, empeorando todavía más la situación económica. El descenso de las rentas del trabajo (muy acentuado en España, donde, por primera vez durante el periodo democrático, 1978-2013, las rentas del trabajo –que en los países de la Eurozona en promedio representan un porcentaje del total de rentas superior al de las rentas del capital- han sido sobrepasadas por las rentas del capital) contribuye al gran déficit de la demanda doméstica, una de las causas de la recesión, mientras que el crecimiento de las rentas del capital sobre el total de las rentas (en una situación de escasa rentabilidad en la economía productiva resultado de la baja demanda doméstica) estimula las inversiones especulativas. Esta es la situación en España, de la que apenas se habla en los medios de mayor difusión.
Una característica de los tiempos presentes en la Eurozona es el crecimiento de las desigualdades en la distribución de las rentas en la mayoría de países que constituyen esta unión monetaria. Varios informes se han publicado recientemente que detallan y muestran este crecimiento, que también ha ocurrido en un gran número de países de elevado nivel de desarrollo económico (ver World of Work Report 2008. Income Inequalities in the Age of Financial Globalization. International Labour Organization, ILO, y Growth and Inequalities: Distribution of Revenues and Poverty in OECD countries. OECD. 2008).
En este crecimiento de las desigualdades, los fenómenos más acentuados han sido:
1. El enorme crecimiento de las rentas del capital a costa del de las rentas del trabajo;
2. Dentro de las rentas del capital, el gran crecimiento de las rentas derivadas de las actividades financieras a costa de las rentas derivadas de la inversión en actividades de la economía productiva. Las primeras han crecido mucho más rápidamente que las segundas. Y,
3. Dentro de las rentas del trabajo, los elevados salarios de los gestores del capital (y en especial de los gestores del capital financiero) y de personal altamente especializado han crecido mucho más rápidamente que la mayoría de salarios y muy en particular que los bajos salarios. Este diferencial entre los salarios ha ido en sentido contrario al crecimiento de los receptores de los salarios. Es decir, los trabajadores y empleados con salario bajo han aumentado, en número, mucho más rápidamente que los empleados con salarios altos. Ello ha acentuado todavía más el abanico salarial y la desigualdad de los salarios de aquellos países.
Esta situación ha sido particularmente acentuada en los países PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), también llamados países periféricos de la Eurozona. España es hoy uno de los países más desiguales en la Eurozona, con salarios más bajos, por un lado, y remuneración más alta a los altos dirigentes, por el otro. Una de las causas de esta situación es el enorme poder político que tiene el capital financiero y la organización de la gran patronal, junto con su gran influencia sobre los medios de mayor difusión, lo cual explica la escasa visibilidad mediática de estos hechos. Hoy, los medios están enfatizando (a través de sus editoriales y páginas de opinión) la necesidad de bajar todavía más los salarios medios y bajos a fin de aumentar la competitividad de la economía española. En este énfasis, se olvida, se ignora o se oculta qué otros factores y precios de producción (además de los salarios) contribuyen a definir el coste del producto. Entre ellos destacan los beneficios del capital (de las grandes empresas) que están entre los más altos de la Eurozona y que han dado pie a que incluso el Banco Central Europeo señalara que eran excesivos.
Estas políticas de devaluación de los salarios están incrementando las desigualdades en España, empeorando todavía más la situación económica. El descenso de las rentas del trabajo (muy acentuado en España, donde, por primera vez durante el periodo democrático, 1978-2013, las rentas del trabajo –que en los países de la Eurozona en promedio representan un porcentaje del total de rentas superior al de las rentas del capital- han sido sobrepasadas por las rentas del capital) contribuye al gran déficit de la demanda doméstica, una de las causas de la recesión, mientras que el crecimiento de las rentas del capital sobre el total de las rentas (en una situación de escasa rentabilidad en la economía productiva resultado de la baja demanda doméstica) estimula las inversiones especulativas. Esta es la situación en España, de la que apenas se habla en los medios de mayor difusión.
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