Hoy comparece por primera vez un jefe del Ejecutivo catalán en una comisión de investigación parlamentaria
JAVIER OMS
Artur Mas se enfrenta hoy a lo que en enero definió como «un espectáculo
que no conviene». El «espectáculo » es el de ver por primera vez a
un president en ejercicio comparecer en una comisión de investigación en
el Parlament. Y la inconveniencia es la de ser sometido a un interrogatorio
general sobre la corrupción en Cataluña –y sobre el caso Pujol en
particular– a menos de ocho meses de las elecciones del 27-S.
Mientras las negociaciones entre CiU y ERC sobre el avance de los comicios
estuvieron enquistadas, los republicanos evitaron en cuatro ocasiones
que el president tuviera que comparecer ante la comisión. Sin
embargo, esa protección desapareció tras obtener una fecha electoral y
después de que trascendiera que el nombre de Mas aparece en las intervenciones
telefónicas del caso ITV.
En compensación, y tras ser acusados de poner en riesgo el proceso
soberanista, los republicanos sí apoyaron que la comparecencia fuera
«cuanto antes», alejada de la del ex president Pujol, el 23 de febrero. Pese
a ello, la de Mas será una sesión intensa donde la oposición aprovechará
la oportunidad de preguntarle sobre corrupción más allá de los dos
minutos y medio de que disponen en las sesiones de control semanales.
Si se mantiene la fórmula utilizada con el propio Jordi Pujol en su
primera comparecencia –y preferida por CiU para evitar el cuerpo a cuerpo–,
Mas tendrá un primer turno de palabra sin límite. Posteriormente los
grupos intervendrán, de mayor a menor número de diputados, con el
turno del grupo convergente al final.
Mas puede entonces responder de forma global antes de que el presidente
de la comisión, el diputado de la CUP David Fernández, abra otro
turno para repreguntar.
Aunque no han trascendido los guiones que llevarán los grupos, el
interrogatorio pivotará sobre dos elementos: la corrupción durante
los gobiernos de Pujol y de Mas con el caso ITV, por el que
un president en ejercicio comparecer en una comisión de investigación en
el Parlament. Y la inconveniencia es la de ser sometido a un interrogatorio
general sobre la corrupción en Cataluña –y sobre el caso Pujol en
particular– a menos de ocho meses de las elecciones del 27-S.
Mientras las negociaciones entre CiU y ERC sobre el avance de los comicios
estuvieron enquistadas, los republicanos evitaron en cuatro ocasiones
que el president tuviera que comparecer ante la comisión. Sin
embargo, esa protección desapareció tras obtener una fecha electoral y
después de que trascendiera que el nombre de Mas aparece en las intervenciones
telefónicas del caso ITV.
En compensación, y tras ser acusados de poner en riesgo el proceso
soberanista, los republicanos sí apoyaron que la comparecencia fuera
«cuanto antes», alejada de la del ex president Pujol, el 23 de febrero. Pese
a ello, la de Mas será una sesión intensa donde la oposición aprovechará
la oportunidad de preguntarle sobre corrupción más allá de los dos
minutos y medio de que disponen en las sesiones de control semanales.
Si se mantiene la fórmula utilizada con el propio Jordi Pujol en su
primera comparecencia –y preferida por CiU para evitar el cuerpo a cuerpo–,
Mas tendrá un primer turno de palabra sin límite. Posteriormente los
grupos intervendrán, de mayor a menor número de diputados, con el
turno del grupo convergente al final.
Mas puede entonces responder de forma global antes de que el presidente
de la comisión, el diputado de la CUP David Fernández, abra otro
turno para repreguntar.
Aunque no han trascendido los guiones que llevarán los grupos, el
interrogatorio pivotará sobre dos elementos: la corrupción durante
los gobiernos de Pujol y de Mas con el caso ITV, por el que
está imputado por cohecho y tráfico de influencias el ex secretario
general de CDC, Oriol Pujol.
Desde que Jordi Pujol confesara en julio un fraude de 34 años, Mas
siempre ha limitado el escándalo a «un asunto privado» del ex president.
Los partidos de la oposición, sin embargo, aprovecharán hoy para tratar
de evidenciar que Mas pudo tener conocimiento de los movimientos fiscales
Desde que Jordi Pujol confesara en julio un fraude de 34 años, Mas
siempre ha limitado el escándalo a «un asunto privado» del ex president.
Los partidos de la oposición, sin embargo, aprovecharán hoy para tratar
de evidenciar que Mas pudo tener conocimiento de los movimientos fiscales
de Pujol y su familia.
Además, la mayoría de los partidos removerán casos de corrupción
que afectaron al pujolismo y de los que Mas pudo obtener información
gracias a los cargos que alternó.
Entre 1995 y 2003 fue consejero de conseller en cap de la Generalitat.
Más concretas serán las preguntas por la presunta relación de Mas con
la trama de las ITV. Según consta en el sumario, Oriol Pujol intentó que el
president mediara para facilitar negocios a uno de los empresarios imputados
en la trama, Sergi Alsina.
Según las llamadas y mensajes SMS Política Territorial, Economía y
Además, la mayoría de los partidos removerán casos de corrupción
que afectaron al pujolismo y de los que Mas pudo obtener información
gracias a los cargos que alternó.
Entre 1995 y 2003 fue consejero de conseller en cap de la Generalitat.
Más concretas serán las preguntas por la presunta relación de Mas con
la trama de las ITV. Según consta en el sumario, Oriol Pujol intentó que el
president mediara para facilitar negocios a uno de los empresarios imputados
en la trama, Sergi Alsina.
Según las llamadas y mensajes SMS Política Territorial, Economía y
aportados por el servicio de Vigilancia Aduanera de la Guardia Civil,
Oriol Pujol habría contactado con Mas mientras se negociaban las deslocalizaciones
de las fábricas que las marcas Sony, Yamaha y Sharp tenían en Cataluña. La venta de la fábrica de Sharp en Sant Cugat del Vallés y la mediación de Mas en su traspaso
a Nortia, propiedad de la familia Lao, será clave en las preguntas.
El president, hasta ahora, se ha limitado a señalar que su actuación
fue «correcta». Esta tarde se verá si logra trasladar el mismo mensaje en
su «espectáculo» inconveniente.
Oriol Pujol habría contactado con Mas mientras se negociaban las deslocalizaciones
de las fábricas que las marcas Sony, Yamaha y Sharp tenían en Cataluña. La venta de la fábrica de Sharp en Sant Cugat del Vallés y la mediación de Mas en su traspaso
a Nortia, propiedad de la familia Lao, será clave en las preguntas.
El president, hasta ahora, se ha limitado a señalar que su actuación
fue «correcta». Esta tarde se verá si logra trasladar el mismo mensaje en
su «espectáculo» inconveniente.
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