CARLOS SEGOVIA MADRID
CORRESPONSAL ECONÓMICO
«Le voy a hacer preguntas concretas y le ruego que responda con la máxima claridad». El
portavoz del PSC, Miquel Iceta, interrogó con concreción el pasado lunes al presidente
de la Generalitat, Artur Mas, sobre el tema más nauseabundo de su carrera política: ser
el beneficiario durante décadas de una cuenta oculta de su padre en Liechtenstein. «¿Participó
usted en la apertura o en algún trámite de la cuenta?», martilleó Iceta sabiendo
que pisaba terreno firme. Un informe de la Agencia Tributaria, desvelado por EL MUNDO
el 24 de noviembre de 2010 certificó que Mas era beneficiario de la cuenta de su padre,
Artur Mas Barnet, en el LGT de Liechtenstein, y que esta entidad disponía incluso
de fotocopia del Documento Nacional de Identidad del presidente de la Generalitat.
¿Viajó el políglota Mas a Liechtenstein en algún momento para ayudar a su padre en el
trámite? El LGT tuvo que abrir una ficha de cliente, el llamado know your client o know
your customer, en el que necesariamente el ya fallecido Mas Barnet tuvo que explicar
que su hijo era director general de Política Comercial de la Generalitat al principio de la
cuenta y conseller de Economía y Hacienda y conseller en cap después. La pregunta de
Iceta fue clara y la respuesta de Mas inquietantemente evasiva. No negó ni confirmó haber
participado en la tramitación de la cuenta. Se limitó primero a decir que ni él ni su
esposa eran titulares de cuentas en el extranjero, y sólo tras la insistencia
posterior de Joan Herrera confesó que supo «la situación» de su padre «entre finales
de los 80 y principios de los 90», sin aclarar más. Dejó significativamente en el aire
la asfixiante duda de si los catalanes tienen de presidente no sólo a un beneficiario,
sino a un colaborador de un evasor fiscal.
Por otro lado, al reconocer ahora que supo lo de su padre en Liechtenstein rectificó lo que
declaró a EL MUNDO en noviembre de 2010. «Yo no sabía nada de eso», aseguró entonces,
y dijo desconocer cómo había llegado la copia de su DNI al LGT. «O Mas mintió al Parlament
o lo hizo antes, cuando dijo que no sabía nada », reaccionó ayer el portavoz del Comité de
Campaña del PP, Pablo Casado. También Mas dijo en el Parlament que no quiso saber
nada de la cuenta de su padre y que tampoco lo quería «juzgar». El
portavoz de Esquerra, Oriol Amorós, se dio por satisfecho con la explicación de Mas con
un matiz: «Es muy difícil que nadie denuncie a su padre, pero sí al menos le puede pedir
que regularice». Sólo regularizó tras ser descubierto y previo traspaso de dinero a Suiza
hasta poseer más de dos millones. ¿Y el origen del dinero? De eso, ni palabra.
CORRESPONSAL ECONÓMICO
«Le voy a hacer preguntas concretas y le ruego que responda con la máxima claridad». El
portavoz del PSC, Miquel Iceta, interrogó con concreción el pasado lunes al presidente
de la Generalitat, Artur Mas, sobre el tema más nauseabundo de su carrera política: ser
el beneficiario durante décadas de una cuenta oculta de su padre en Liechtenstein. «¿Participó
usted en la apertura o en algún trámite de la cuenta?», martilleó Iceta sabiendo
que pisaba terreno firme. Un informe de la Agencia Tributaria, desvelado por EL MUNDO
el 24 de noviembre de 2010 certificó que Mas era beneficiario de la cuenta de su padre,
Artur Mas Barnet, en el LGT de Liechtenstein, y que esta entidad disponía incluso
de fotocopia del Documento Nacional de Identidad del presidente de la Generalitat.
¿Viajó el políglota Mas a Liechtenstein en algún momento para ayudar a su padre en el
trámite? El LGT tuvo que abrir una ficha de cliente, el llamado know your client o know
your customer, en el que necesariamente el ya fallecido Mas Barnet tuvo que explicar
que su hijo era director general de Política Comercial de la Generalitat al principio de la
cuenta y conseller de Economía y Hacienda y conseller en cap después. La pregunta de
Iceta fue clara y la respuesta de Mas inquietantemente evasiva. No negó ni confirmó haber
participado en la tramitación de la cuenta. Se limitó primero a decir que ni él ni su
esposa eran titulares de cuentas en el extranjero, y sólo tras la insistencia
posterior de Joan Herrera confesó que supo «la situación» de su padre «entre finales
de los 80 y principios de los 90», sin aclarar más. Dejó significativamente en el aire
la asfixiante duda de si los catalanes tienen de presidente no sólo a un beneficiario,
sino a un colaborador de un evasor fiscal.
Por otro lado, al reconocer ahora que supo lo de su padre en Liechtenstein rectificó lo que
declaró a EL MUNDO en noviembre de 2010. «Yo no sabía nada de eso», aseguró entonces,
y dijo desconocer cómo había llegado la copia de su DNI al LGT. «O Mas mintió al Parlament
o lo hizo antes, cuando dijo que no sabía nada », reaccionó ayer el portavoz del Comité de
Campaña del PP, Pablo Casado. También Mas dijo en el Parlament que no quiso saber
nada de la cuenta de su padre y que tampoco lo quería «juzgar». El
portavoz de Esquerra, Oriol Amorós, se dio por satisfecho con la explicación de Mas con
un matiz: «Es muy difícil que nadie denuncie a su padre, pero sí al menos le puede pedir
que regularice». Sólo regularizó tras ser descubierto y previo traspaso de dinero a Suiza
hasta poseer más de dos millones. ¿Y el origen del dinero? De eso, ni palabra.
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