JOAN COSCUBIELA I CONESA
El 'president' Mas consiguió que las elecciones del 27-S fueran leídas por muchos ciudadanos como un plebiscito. A pesar de eso, y recordando lo que nos ha dicho mil veces Alex Salmond, el líder independentista escocés, unas elecciones parlamentarias nunca pueden sustituir a un referéndum.
De estas elecciones ha salido una mayoría de 72 diputados que legítimamente defienden la independencia de Catalunya. Pero JxSí y la CUPsaben que no existe ni la mayoría social ni las condiciones políticas para alcanzar su objetivo.
Quizá por eso, para ocultar esta evidencia y por no querer decir la verdad a la ciudadanía, aprobaron una resolución el 9-N llena de doble lenguaje y con el placebo político de la desconexión.
Desde el mismo momento de su aprobación, la resolución del 9-N está políticamente muerta. Tanto es así que ni los que la votaron, ni el Parlament, ni el propio 'president' Puigdemont, se atreven a defender su contenido.
Pero como no quieren reconocer que su hoja de ruta nos lleva a un callejón sin salida, llevan dos meses haciendo chanchullos con la desconexión. Cada semana dicen una cosa y su contrario, intentando que cada ciudadano se quede con la que más le gusta.
Desde negar la desconexión unilateral hasta decir que pronto tendremos una legalidad catalana distinta de la española que nos desconectará de facto. O afirmar que nunca se hará elegir a los ciudadanos entre dos legalidades tributarias al tiempo que se defiende que en 18 meses todos los impuestos se pagarán en la Agencia Tributaria Catalana.
En esta estrategia juegan un papel simbólico importante las tres leyes de desconexión: transitoriedad jurídica, seguridad social catalana y ley tributaria catalana.
Pero como saben que estas leyes no tienen ninguna posibilidad política ni jurídica de entrar en vigor, han hecho la última jugada de su amaño.
Ni el Govern Puigdemont presenta los proyectos de ley sobre estas materias, ni los partidos que apoyan a su Gobierno presentan ninguna proposición de ley. Y se sacan de la manga otra propuesta kafkiana, la de crear tres ponencias conjuntas de todos los grupos del Parlament para elaborar sus leyes.
Las ponencias conjuntas sirven para elaborar leyes, sin tener un texto previo, cuando todos los grupos del Parlament están de acuerdo en la necesidad de una ley, aunque no coincidan con su contenido. Pero este no es el caso, porque algunos grupos parlamentarios ya les hemos dicho que no creemos en la estrategia de la desconexión unilateral.
En resumen, los grupos parlamentarios que han firmado un pacto de investidura que incluye como medidas estrella las tres leyes de desconexión, y un 'president' que se ha comprometido a presentar los proyectos en el plazo de un mes después de ser investido, le dicen a la sociedad catalana que no asumen esta responsabilidad y la delegan en el resto de grupos, que ya nos hemos pronunciado en contra de estas leyes.
Catalunya Sí que es Pot ha apostado decididamente por participar en lacomisión de estudio del proceso constituyente. Creemos que es el espacio adecuado para debatir y acordar lo que queremos que sea un proceso de ruptura, de nueva transición con el sistema socio-económico y político de la transición de 1978. Pensamos que es un buen espacio de diálogo y para construir puentes y generar un gran acuerdo social.
Catalunya Sí que es Pot participará en el debate de cualquier proyecto de ley que presente el Govern o de las proposiciones de ley que presenten otros grupos. Lo haremos para discrepar o para coincidir, pero siempre a partir de una propuesta concreta sobre la que debatir.
Pero Catalunya Sí que es Pot no formará parte de este nuevo arreglo de JxSí y la CUP, que solo tiene como objetivo hacer ver que se hace lo que ellos saben que no están en condiciones de hacer.
Y sobre todo intentaremos que el Parlament no quede atrapado en estos tejemanejes. Tal como nos pide gran parte de la ciudadanía, intentaremos que el Parlament y el Govern centren su actuación en resolver los problemas que tiene hoy la ciudadanía con soluciones de hoy.
El 'president' Mas consiguió que las elecciones del 27-S fueran leídas por muchos ciudadanos como un plebiscito. A pesar de eso, y recordando lo que nos ha dicho mil veces Alex Salmond, el líder independentista escocés, unas elecciones parlamentarias nunca pueden sustituir a un referéndum.
De estas elecciones ha salido una mayoría de 72 diputados que legítimamente defienden la independencia de Catalunya. Pero JxSí y la CUPsaben que no existe ni la mayoría social ni las condiciones políticas para alcanzar su objetivo.
Quizá por eso, para ocultar esta evidencia y por no querer decir la verdad a la ciudadanía, aprobaron una resolución el 9-N llena de doble lenguaje y con el placebo político de la desconexión.
Desde el mismo momento de su aprobación, la resolución del 9-N está políticamente muerta. Tanto es así que ni los que la votaron, ni el Parlament, ni el propio 'president' Puigdemont, se atreven a defender su contenido.
Pero como no quieren reconocer que su hoja de ruta nos lleva a un callejón sin salida, llevan dos meses haciendo chanchullos con la desconexión. Cada semana dicen una cosa y su contrario, intentando que cada ciudadano se quede con la que más le gusta.
Desde negar la desconexión unilateral hasta decir que pronto tendremos una legalidad catalana distinta de la española que nos desconectará de facto. O afirmar que nunca se hará elegir a los ciudadanos entre dos legalidades tributarias al tiempo que se defiende que en 18 meses todos los impuestos se pagarán en la Agencia Tributaria Catalana.
En esta estrategia juegan un papel simbólico importante las tres leyes de desconexión: transitoriedad jurídica, seguridad social catalana y ley tributaria catalana.
Pero como saben que estas leyes no tienen ninguna posibilidad política ni jurídica de entrar en vigor, han hecho la última jugada de su amaño.
Ni el Govern Puigdemont presenta los proyectos de ley sobre estas materias, ni los partidos que apoyan a su Gobierno presentan ninguna proposición de ley. Y se sacan de la manga otra propuesta kafkiana, la de crear tres ponencias conjuntas de todos los grupos del Parlament para elaborar sus leyes.
Las ponencias conjuntas sirven para elaborar leyes, sin tener un texto previo, cuando todos los grupos del Parlament están de acuerdo en la necesidad de una ley, aunque no coincidan con su contenido. Pero este no es el caso, porque algunos grupos parlamentarios ya les hemos dicho que no creemos en la estrategia de la desconexión unilateral.
En resumen, los grupos parlamentarios que han firmado un pacto de investidura que incluye como medidas estrella las tres leyes de desconexión, y un 'president' que se ha comprometido a presentar los proyectos en el plazo de un mes después de ser investido, le dicen a la sociedad catalana que no asumen esta responsabilidad y la delegan en el resto de grupos, que ya nos hemos pronunciado en contra de estas leyes.
Catalunya Sí que es Pot ha apostado decididamente por participar en lacomisión de estudio del proceso constituyente. Creemos que es el espacio adecuado para debatir y acordar lo que queremos que sea un proceso de ruptura, de nueva transición con el sistema socio-económico y político de la transición de 1978. Pensamos que es un buen espacio de diálogo y para construir puentes y generar un gran acuerdo social.
Catalunya Sí que es Pot participará en el debate de cualquier proyecto de ley que presente el Govern o de las proposiciones de ley que presenten otros grupos. Lo haremos para discrepar o para coincidir, pero siempre a partir de una propuesta concreta sobre la que debatir.
Pero Catalunya Sí que es Pot no formará parte de este nuevo arreglo de JxSí y la CUP, que solo tiene como objetivo hacer ver que se hace lo que ellos saben que no están en condiciones de hacer.
Y sobre todo intentaremos que el Parlament no quede atrapado en estos tejemanejes. Tal como nos pide gran parte de la ciudadanía, intentaremos que el Parlament y el Govern centren su actuación en resolver los problemas que tiene hoy la ciudadanía con soluciones de hoy.
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