Había una vez un padre que tenía dos hijos, el mayor trabajaba para los negocios de su padre, para lo que tuvo que estudiar, pues así se lo exigían. No se quejaba y aceptaba lo que se le daba en concepto de salario por su trabajo, y lo hacía, ya que los negocios de su padre funcionaban.
El hijo menor se encargaba de gestionar
el dinero de su padre y de otras personas que se lo solicitaban, pero parecía
que no le llegaba lo que le daban y todos los días pedía más y más, no
sabemos si porque lo gestionaba mal, por su afán acaparador,…, por lo
que el padre buscaba dónde sacar más dinero para darle.
Llegó un momento en el que ya no encontraba
lugar para conseguir dinero, así que decidió quitarle parte de su sueldo
al hijo que trabajaba para él, pues como él le pagaba sólo tenía que decirle
que le iba a dar menos y solucionado, aparte de que como veía que no protestaba,
pues todos los años le quitaba algo, le resultaría fácil.
¿Qué le diría usted a este padre?
¿Cuál es la moraleja de la historia?
¿Le parece bien la decisión tomada?
El que quiera que continúe la parábola y busque un final equilibrado, no debe resultar fácil porque siempre pierde el débil, pero por lo menos debería intentarse no castigar ni culpar al que no tiene nada que ver con el inicio del problema.
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