dissabte, 21 de juliol del 2012



Era nuestra Infanta lista; hoy es la “jeta” y gorrona. Casó con un deportista que ha jodido a la Corona, vascuence, separatista y, encima, del Barcelona. Compró en la Ciudad Condal una casa en seis millones. La gente, como es normal, hacía cavilaciones: Este, ¿de dónde cojones saca tanto capital? Cristinita, al parecer, la distraída se hacía y fingía no saber cómo Iñaki lo obtenía. Si yo digo a mi mujer que me gasto esa cuantía conozco lo que va a hacer: llamar a la policía Ahora le van a nombrar Duque del Cazo al fulano, que Palma le queda enano pues apenas hay lugar para el dinero albergar en la palma de la mano. Iñaki, con dos cojones, iba a las instituciones y les forzaba a contratos en base a sus relaciones, y todos, como pazguatos, le soltaban los millones a cambio de garabatos. Cuando el pagano decía: ¡vaya pasta, vive Dios!, ¿el dinero es para vos?, Urdangarín no mentía y, sincero, respondía: el dinero es para Nóos. Claro que una “o” sobraba, pues lo que Iñaki no dice es que el dinero volaba a la cuenta de Belice que el matrimonio ocultaba. Alguien dio el grito de alerta y el Rey, con mucha cautela, a Urdangarín le dio puerta pidiendo a César Alierta que, lejos de la Zarzuela, le hiciera una buena oferta. Y Alierta, para el amigo, creó un puesto innecesario. Estaréis todos conmigo que ir con sueldo millonario a Washington no es castigo: ¡Es un premio extraordinario! Para el Duque desleal, previendo lo que le espera, fue un premio fin de carrera, porque ha llegado al final su delincuencia fiscal y el robarnos la cartera. ¿Le espera al duque prisión? Creo, sin ser erudito, que no tendrá tal sanción, pues pasará a este delito lo que a Botín con Garzón: que, por milagro, ha prescrito. La culpa del culebrón la tiene Doña Sofía, que con falsa progresía dio muy mala educación a toda su dinastía, y los tres, sin excepción, fueron a la vicaría, en contra de su opinión, en muy mala compañía.