Sr. Director:
Me sorprendió ver a Pedro Sánchez en su último acto público al proclamarse único y definitivo
candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno de España en las próximas elecciones,
rodearse de una inmensa bandera de España como fondo. Esta era una de las peticiones de la derecha, que todo el PSOE y la izquierda, en general, se identificara sin complejos con la bandera rojigualda.
Aquí pasamos de hacer guiños a la República y su bandera a presentar, sin ambages, un banderazo.
Recordemos la bandera que Aznar puso en la plaza de Colón de Madrid, en la cual podría envolverse
físicamente medio Madrid. Ya se sabe, en España la cuestión del tamaño siempre ha importado,
y no voy a poner ejemplos archisabidos. Pasamos de lo liliputiense a lo colosal o elefantiásico.
El patriotismo de los símbolos es un concepto muy pobre si sólo se queda en eso. Que se lo digan a los grandes patriotas que defraudan sistemáticamente al Fisco o que exhiben la bandera de España en sus éxitos deportivos y luego se llevan sus impuestos a otros países.
Agustín Arroyo. Madrid.
Me sorprendió ver a Pedro Sánchez en su último acto público al proclamarse único y definitivo
candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno de España en las próximas elecciones,
rodearse de una inmensa bandera de España como fondo. Esta era una de las peticiones de la derecha, que todo el PSOE y la izquierda, en general, se identificara sin complejos con la bandera rojigualda.
Aquí pasamos de hacer guiños a la República y su bandera a presentar, sin ambages, un banderazo.
Recordemos la bandera que Aznar puso en la plaza de Colón de Madrid, en la cual podría envolverse
físicamente medio Madrid. Ya se sabe, en España la cuestión del tamaño siempre ha importado,
y no voy a poner ejemplos archisabidos. Pasamos de lo liliputiense a lo colosal o elefantiásico.
El patriotismo de los símbolos es un concepto muy pobre si sólo se queda en eso. Que se lo digan a los grandes patriotas que defraudan sistemáticamente al Fisco o que exhiben la bandera de España en sus éxitos deportivos y luego se llevan sus impuestos a otros países.
Agustín Arroyo. Madrid.
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