Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
En las discusiones, que no pueden dignificarse con el nombre de debate, que están teniendo lugar en España sobre el llamado “problema catalán”, se están haciendo afirmaciones y supuestos que, aun cuando reproducidos constantemente en los mayores medios de información y persuasión españoles, deben cuestionarse. Entre ellos destaca el artículo de José Bono (que fue Presidente de Castilla-La Mancha, candidato a la Secretaría General del PSOE, Ministro de Defensa del gobierno socialista, y Presidente del Congreso de los Diputados), publicado en El País el 14.09.14, en el que, en términos claramente ofensivos, se refiere a Pasqual Maragall (que fue President de la Generalitat de Catalunya y protagonista en el proceso de elaboración del Estatuto aprobado por el Parlament de Catalunya y, más tarde, por las Cortes Españolas) responsabilizándolo indirectamente de la posible ruptura de España.
Veamos algunas de estas afirmaciones y supuestos, que aparecen implícita o explícitamente en este artículo y otros artículos de José Bono, entre otros:
1. Se utiliza continuamente en esta narrativa el término nacionalista, sin más, para definir a los nacionalismos reivindicativos existentes en Catalunya, el País Vasco y Galicia, sin nunca utilizar el término nacionalismo para definir al más poderoso, dominante y excluyente de los existentes en España, que es el nacionalismo españolista (utilizo el termino “españolista” sin ningún intento peyorativo, de la misma manera que se utiliza ampliamente el término de nacionalismo catalanista), que domina el establishment (es decir, la estructura de poder) político y mediático del país basado en la capital del Reino, Madrid (expresión que no tiene ninguna intención peyorativa u ofensiva con la población que vive en Madrid, hacia cuyas clases populares tengo gran simpatía, como señalaré más adelante). Este nacionalismo se extiende en amplios sectores de la población a lo largo del territorio español que consideran que en España hay solo una nación, la española, única e indivisible, cuya unidad, según la Constitución, está garantizada por el Ejército, considerando a esta institución, así como a la Corona, como las máximas garantes de esta unión, que debe mantenerse, incluso si hace falta, por la fuerza, incluyendo la militar.
2. En contra de lo que el nacionalismo españolista indica, ha habido, sin embargo, en la historia de España, durante varios siglos, dos visiones de España: una la españolista, defensora a ultranza de una visión uninacional; y otra con una visión plurinacional, que entiende y ve a España como compuesta por varios pueblos y naciones, unidos voluntariamente y no por la fuerza, que han de tener el derecho a decidir sobre su articulación dentro del Estado español. Esta visión fue brutalmente reprimida durante la dictadura impuesta por el Ejército, y ha continuado discriminada durante el periodo democrático por el establishment político y mediático español.
3. Históricamente, las izquierdas en España apoyaron durante la dictadura y en la clandestinidad esta visión plurinacional de España, como lo demuestra el hecho documentado de que tanto el PSOE como el Partido Comunista defendieran el derecho de autodeterminación (lo que ahora se llama el derecho a decidir) de los distintos pueblos y naciones de España durante la clandestinidad y cuando lucharon heroicamente contra la dictadura. Léanse los documentos del PSOE de la clandestinidad, en fecha tan reciente como 1976, y lo verán.
4. El derecho a decidir no es lo mismo ni es idéntico a la petición de escisión o independencia, distinción que de una manera interesada y manipulada nunca se hace por parte del nacionalismo españolista o por los independentistas catalanes. Naturalmente que el derecho a decidir implica e incluye el derecho a escoger alternativas, una de las cuales puede ser la escisión. Pero no es la única.
5. El derecho a decidir por parte de una nación es el derecho de su población a escoger la manera de articularse y/o relacionarse con el Estado. Lo que vimos en Escocia hace unos días fue el enorme triunfo y victoria del derecho a decidir del pueblo o nación escocesa, lo cual se hizo debido al carácter democrático del gobierno y del Parlamento británicos.
6. El Ejército y la Monarquía vetaron, durante la Transición, que dicha posibilidad –el derecho a decidir- quedara reflejada en la Constitución, tal como indicó uno de los llamados padres de la Constitución, el Profesor Jordi Solé Tura. Este veto fue profundamente antidemocrático, pues ni el Monarca ni el Ejército tenían ninguna representatividad democrática en el momento en el que se iniciaron los pasos hacia la Transición. Fue, por lo tanto, una imposición antidemocrática de las fuerzas que controlaban el Estado dictatorial. Esta imposición de la España uninacional frente a la plurinacional está en la raíz de las tensiones existentes en España, en relación a lo que ofensivamente (reflejando la mentalidad del nacionalismo españolista) se presenta, repito, como el “problema catalán”, cuando en realidad es el problema español, que no se ha resuelto. El intento de Pasqual Maragall era resolverlo.
7. Todas las izquierdas catalanas, incluyendo el PSC, han conservado la visión plurinacional de España, habiendo sido el socialismo catalán, bajo la dirección de Pasqual Maragall, el que lideró el proceso para redefinir España y la relación entre Catalunya y el Estado central español, proyecto que fue aprobado por el Parlament de Catalunya, por las Cortes Españolas (después de lo que ofensivamente se presentó como un “cepillado”) y por el pueblo catalán en referéndum. El Estatuto reconocía el carácter plurinacional de España, definiendo a Catalunya como nación, lo cual, jurídicamente, fue vetado por el Tribunal Constitucional. Ni el Estatuto ni Pasqual Maragall abrían la posibilidad de escisión. Lo que deseaban era el reconocimiento por parte del Estado de la plurinacionalidad de España, lo cual no se consiguió debido al veto de dicho tribunal.
8. Esta redefinición de España como plurinacional creó una enorme animosidad por parte del establishment político y mediático del país, centrado en Madrid, incluyendo gran parte de los barones socialistas, como el mismo José Bono (figura clave en el establishment político y mediático castellano y madrileño), que incluso llegó a exigir que a Maragall se lo expulsara del PSOE (según sus propias declaraciones en El País, 14.09.14), pues, según él, la propuesta de Estatuto aprobada por el Parlament de Catalunya rompía con su concepción de lo que es España. José Bono, una figura muy representativa del establishment castellano, hijo de un miembro de la Falange, ha mostrado a lo largo de su vida política una visión enormemente tolerante con el fascismo y una gran insensibilidad hacia las fuerzas democráticas que lucharon por una España democrática. Prohibió, por ejemplo, que se enarbolara la bandera republicana en las Cortes, en reconocimiento a los republicanos que lucharon por la democracia durante la Guerra Civil, en un acto de reconocimiento a ex presos y represaliados del franquismo y familiares. Y en la celebración de una fiesta nacional puso, como Ministro de Defensa, en el desfile militar a los fascistas que lucharon con las tropas de Hitler en la II Guerra Mundial al lado de las tropas republicanas que lucharon por la libertad de España y de Europa, liberando lugares y ciudades de este continente como, por ejemplo, París, hecho que nunca se celebró en esta España.
9. De este tipo de mentalidad del nacionalismo españolista se deriva otra falsedad: que los que tienen una visión uninacional de España son los auténticos patriotas. Los nacionalismos periféricos son definidos frecuentemente como anti España, como secesionistas que quieren su destrucción. Y consideran a la Corona y al Ejército como los máximos exponentes de tal patriotismo. Se ignora que, en realidad, es fácil de ver en España quién es más patriota, entendiendo por patriota el que muestra una actitud más comprometida con el bienestar de las clases populares, que son la mayoría del pueblo español, y, por lo tanto, de la patria española. España no es una entidad abstracta (sintetizada por la espada y la cruz como su símbolo). España es primordialmente la población que vive en ella. Pues bien, la Corona, el Ejército y, además, la Iglesia, han sido históricamente responsables de que hubiera una dictadura en este país que afectó muy negativamente al bienestar y calidad de vida de las clases populares (como he documentado extensamente en mi libro El Subdesarrollo Social de España. Causas y Consecuencias), sin que los supuestos “súper patriotas” españoles hayan pedido perdón o disculpas al pueblo español por ello. Todo lo contrario, se consideran los súper españoles.
10. Ahora bien, uno de los hechos más importantes hoy en España es precisamente el resurgimiento de la otra España, la España plural, siendo las Marchas de la Dignidad, procedentes de los distintos pueblos y naciones de España, un ejemplo de ello, indicando que el Estado español no les representa. El eslogan del 15-M “no nos representan” es hoy compartido por la mayoría de la ciudadanía en España. Es la España plurinacional la que también expresa un mayor compromiso con el bienestar de las clases populares. La redefinición de España es esencial para conseguir el bienestar social de la población. El mismo Estado que se niega a reconocer la plurinacionalidad de España es el responsable de su enorme retraso social.
11. Lo que está destruyendo a España es el nacionalismo españolista, tan bien reflejado por José Bono. Cuando volví del exilio, hace muchos años, ya indiqué que ese nacionalismo rompería España. Y lo están consiguiendo. Es lógico y predecible que el independentismo esté creciendo en Catalunya debido al dominio de esa visión españolista, que no será capaz, a no ser que sea por la fuerza militar repitiendo nuestra historia, de detener este enorme rechazo que se está dando a lo largo del territorio español.
12. En Barcelona, en la gran manifestación del 11 de septiembre, una de las ovaciones más intensas que se hayan visto en cualquier manifestación fue la respuesta de miles y miles de manifestantes a la presencia y los discursos de trabajadores andaluces, gallegos y madrileños, que vinieron a apoyar el derecho a decidir del pueblo catalán, indicando que la lucha de este pueblo era también su lucha. La ovación alcanzó su máximo nivel cuando el representante de la Marcha de la Dignidad de Madrid dio su apoyo a ese derecho. Era la voz de las clases populares de Madrid, que lucharon hasta el último día contra el fascismo, y a las que el President Companys indicó en su día “Madrileños, Catalunya os ama”. El enorme aplauso y ovación de las miles de personas donde se celebró su presentación muestra que los catalanes allí presentes también aman al Madrid popular que lucha contra el Madrid oficial del establishment que lo ahoga.
13. En Catalunya el secesionismo ha sido históricamente minoritario. El President Companys, el presidente más popular que haya tenido Catalunya, no era secesionista. Era federalista. Pero la intolerancia del nacionalismo españolista está causando que este secesionismo se esté convirtiendo en mayoritario. Hoy, el Estado español, y voces como Bono, están destruyendo España. Pero su fundamentalismo les impide ver lo que es obvio.
Se está abriendo un nuevo escenario en España, donde dos de los principales partidos, Podemos e IU, apoyan el derecho a decidir. Y en el PSOE, la izquierda está presionando para que lo apoye. Hoy se está produciendo un tsunami en Catalunya y en España que el establishment -tan bien representado por José Bono- no entiende ni es capaz de responder a él. Pero las semillas se están plantando, no solo en Catalunya sino en todo el Estado, para crear otra España, una España justa, democrática y plurinacional, donde el derecho a decidir sea una práctica que se realicea todos los niveles en este Estado.
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