La Policía Nacional conjuntamente con la Guardia Civil informa de que dos
terroristas llegaron al Aeropuerto internacional de Barajas (Madrid), el
domingo 17 de febrero a las 21:45 en un vuelo de Air France procedente
de París.
La idea era atentar contra el Palacio de la Moncloa y sembrar el caos a nivel nacional.
La misión de Al Qaeda comenzó a tener problemas desde que desembarcaron, ya que su equipaje fue enviado por error al aeropuerto de Manises, en Valencia.
Después de casi 5 horas de peregrinar por diferentes oficinas y no pudiendo comunicarse bien por su defectuoso dominio del idioma, salieron del aeropuerto del Barajas, aconsejados por funcionarios de la línea aérea para que volvieran al día siguiente acompañados por un intérprete.
Los dos terroristas tomaron un taxi a la salida del aeropuerto, y el conductor al notar que eran extranjeros los paseó tres horas y media por Madrid para, finalmente, abandonarlos en las proximidades del barrio de Vallecas, cerca del núcleo chabolista de Las Barranquillas, y después de parar en un semáforo, tres cómplices del taxista los asaltaron robándoles todos sus efectos personales.
Los musulmanes se pudieron quedar con algunos dólares que traían escondidos en cinturones especiales para transportar dinero y salieron de ese lugar gracias a un camionero de Mercamadrid que los recogió haciendo auto-stop.
El lunes 18 de febrero a las 7:30 de la mañana y gracias a su entrenamiento de guerrilla en Afganistán logran pasar la noche cerca de la estación de tren de Villaverde Bajo, tomar un tren cercanías y llegar a un hotel de Madrid, cerca de la plaza de Atocha. Después alquilan un coche y se dirigen nuevamente al aeropuerto, determinados a secuestrar un avión -como estaba planeado- y estrellarlo contra la residencia del Presidente del Gobierno.
Al ir hacia el aeropuerto encontraron todo el Paseo de la Castellana y los alrededores del congreso cortados debido a diferentes manifestaciones de empleados públicos, docentes en huelga, los médicos y los jueces juntos, etc., retrasando su viaje más de 3 horas y sufriendo roturas de vidrios y abolladuras en su coche de alquiler.
A Las 12:30 deciden volver a su hotel y allí buscan una oficina de cambio en un locutorio colombiano de Lavapiés para cambiar los pocos dólares que les quedaban en euros tras el robo sufrido en la habitación de su hotel esa misma mañana, pero reciben euros falsos procedente de una banda de delincuentes dedicada a la falsificación que regentaban el local.
Por fin -después de estas peripecias- los presuntos terroristas llegan a las 15:10 a la terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas para secuestrar un avión y cumplir finalmente su misión. Pero el personal de Iberia está de huelga por el tema del ERE y los despidos colectivos. Los controladores de vuelo también están de paro y el personal de AENA también.
Así que el único avión que está en la pista es uno de Alitalia que no tiene ni combustible.
Los empleados de las aerolíneas y los pasajeros están en el hall de la T4, protestando y gritando contra el gobierno, llegan las fuerzas antidisturbios y reprime la protesta cargando contra todos los trabajadores, incluidos los terroristas musulmanes.
Los musulmanes son detenidos confundidos con piquetes violentos y llevados a las dependencias policiales del aeropuerto Madrid-Barajas, acusados de tumulto, destrozos y resistencia a la autoridad.
A Las 18:10, en un descuido policial (cambio de turno), los terroristas consiguen escapar y entonces discuten entre sí: no saben si destruir el objetivo será posible...
A Las 22:20, sucios, golpeados y con hambre, deciden comer algo en el restaurante del aeropuerto. Piden hamburguesas, patatas fritas y agua.
Dos días tardaron en recuperarse de la intoxicación producida por la carne de caballo en mal estado que adulteraba la carne de hamburguesa del restaurante. Poco después pudieron saber que fueron llevados al Hospital "Gregorio Marañón", tras casi tres horas que tardó en llegar la ambulancia y otras tantas horas recorriendo hospitales varios hasta encontrar uno donde pudieran brindarles atención médica ya que eran extranjeros.
El miércoles a las 15:30 los hombres de Al Qaeda salen del hospital parcialmente restablecidos y llegan cerca del estadio Santiago Bernabéu donde varios componentes de la facción "Ultra Sur" los confunden con hinchas del Besitkas de Turquía y les dan una paliza impresionante. El jefe de los Ultra Sur, un sujeto apodado "El Manguera", castiga reiterada y despiadadamente a los dos musulmanes.
A Las 19:45 finalmente son abandonados cerca del Palacio de Congresos con dolores terribles en todo el cuerpo (especialmente en la zona proctológica ocasionados por el gran "Manguera") y en una terraza cercana de la calle Orense deciden emborracharse (aunque para ellos sea pecado). Traicionando su fe religiosa, se toman dos tetra-brik de Don Simón adulterados con alcohol metílico y tienen que volver retorcidos al hospital Gregorio Marañón
El día siguiente a las 22:30 siendo presas del pánico, los terroristas huyen de Madrid en dirección a Marruecos en un camión de electrodomésticos, que es asaltado cerca de Valdepeñas por una banda de rumanos.
Doloridos, golpeados, hambrientos, sin poder ya caminar ni sentarse, son recogidos por un vehículo de una ONG que defiende los derechos humanos de los inmigrantes y los traslada hasta Algeciras.
Ya en Algeciras, deambulan desorientados sin saber qué hacer y terminan durmiendo en la puerta de un comercio céntrico, de donde los llevan detenidos como vagos e indocumentados y por ser extranjeros serán deportados. Al final de esta odisea, los musulmanes consideran que no es necesario el terrorismo en España y a su regreso tratarán de establecer un convenio para la realización en Madrid de cursos de entrenamiento especializado en "caos social" para el personal de Al Qaeda.
La idea era atentar contra el Palacio de la Moncloa y sembrar el caos a nivel nacional.
La misión de Al Qaeda comenzó a tener problemas desde que desembarcaron, ya que su equipaje fue enviado por error al aeropuerto de Manises, en Valencia.
Después de casi 5 horas de peregrinar por diferentes oficinas y no pudiendo comunicarse bien por su defectuoso dominio del idioma, salieron del aeropuerto del Barajas, aconsejados por funcionarios de la línea aérea para que volvieran al día siguiente acompañados por un intérprete.
Los dos terroristas tomaron un taxi a la salida del aeropuerto, y el conductor al notar que eran extranjeros los paseó tres horas y media por Madrid para, finalmente, abandonarlos en las proximidades del barrio de Vallecas, cerca del núcleo chabolista de Las Barranquillas, y después de parar en un semáforo, tres cómplices del taxista los asaltaron robándoles todos sus efectos personales.
Los musulmanes se pudieron quedar con algunos dólares que traían escondidos en cinturones especiales para transportar dinero y salieron de ese lugar gracias a un camionero de Mercamadrid que los recogió haciendo auto-stop.
El lunes 18 de febrero a las 7:30 de la mañana y gracias a su entrenamiento de guerrilla en Afganistán logran pasar la noche cerca de la estación de tren de Villaverde Bajo, tomar un tren cercanías y llegar a un hotel de Madrid, cerca de la plaza de Atocha. Después alquilan un coche y se dirigen nuevamente al aeropuerto, determinados a secuestrar un avión -como estaba planeado- y estrellarlo contra la residencia del Presidente del Gobierno.
Al ir hacia el aeropuerto encontraron todo el Paseo de la Castellana y los alrededores del congreso cortados debido a diferentes manifestaciones de empleados públicos, docentes en huelga, los médicos y los jueces juntos, etc., retrasando su viaje más de 3 horas y sufriendo roturas de vidrios y abolladuras en su coche de alquiler.
A Las 12:30 deciden volver a su hotel y allí buscan una oficina de cambio en un locutorio colombiano de Lavapiés para cambiar los pocos dólares que les quedaban en euros tras el robo sufrido en la habitación de su hotel esa misma mañana, pero reciben euros falsos procedente de una banda de delincuentes dedicada a la falsificación que regentaban el local.
Por fin -después de estas peripecias- los presuntos terroristas llegan a las 15:10 a la terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas para secuestrar un avión y cumplir finalmente su misión. Pero el personal de Iberia está de huelga por el tema del ERE y los despidos colectivos. Los controladores de vuelo también están de paro y el personal de AENA también.
Así que el único avión que está en la pista es uno de Alitalia que no tiene ni combustible.
Los empleados de las aerolíneas y los pasajeros están en el hall de la T4, protestando y gritando contra el gobierno, llegan las fuerzas antidisturbios y reprime la protesta cargando contra todos los trabajadores, incluidos los terroristas musulmanes.
Los musulmanes son detenidos confundidos con piquetes violentos y llevados a las dependencias policiales del aeropuerto Madrid-Barajas, acusados de tumulto, destrozos y resistencia a la autoridad.
A Las 18:10, en un descuido policial (cambio de turno), los terroristas consiguen escapar y entonces discuten entre sí: no saben si destruir el objetivo será posible...
A Las 22:20, sucios, golpeados y con hambre, deciden comer algo en el restaurante del aeropuerto. Piden hamburguesas, patatas fritas y agua.
Dos días tardaron en recuperarse de la intoxicación producida por la carne de caballo en mal estado que adulteraba la carne de hamburguesa del restaurante. Poco después pudieron saber que fueron llevados al Hospital "Gregorio Marañón", tras casi tres horas que tardó en llegar la ambulancia y otras tantas horas recorriendo hospitales varios hasta encontrar uno donde pudieran brindarles atención médica ya que eran extranjeros.
El miércoles a las 15:30 los hombres de Al Qaeda salen del hospital parcialmente restablecidos y llegan cerca del estadio Santiago Bernabéu donde varios componentes de la facción "Ultra Sur" los confunden con hinchas del Besitkas de Turquía y les dan una paliza impresionante. El jefe de los Ultra Sur, un sujeto apodado "El Manguera", castiga reiterada y despiadadamente a los dos musulmanes.
A Las 19:45 finalmente son abandonados cerca del Palacio de Congresos con dolores terribles en todo el cuerpo (especialmente en la zona proctológica ocasionados por el gran "Manguera") y en una terraza cercana de la calle Orense deciden emborracharse (aunque para ellos sea pecado). Traicionando su fe religiosa, se toman dos tetra-brik de Don Simón adulterados con alcohol metílico y tienen que volver retorcidos al hospital Gregorio Marañón
El día siguiente a las 22:30 siendo presas del pánico, los terroristas huyen de Madrid en dirección a Marruecos en un camión de electrodomésticos, que es asaltado cerca de Valdepeñas por una banda de rumanos.
Doloridos, golpeados, hambrientos, sin poder ya caminar ni sentarse, son recogidos por un vehículo de una ONG que defiende los derechos humanos de los inmigrantes y los traslada hasta Algeciras.
Ya en Algeciras, deambulan desorientados sin saber qué hacer y terminan durmiendo en la puerta de un comercio céntrico, de donde los llevan detenidos como vagos e indocumentados y por ser extranjeros serán deportados. Al final de esta odisea, los musulmanes consideran que no es necesario el terrorismo en España y a su regreso tratarán de establecer un convenio para la realización en Madrid de cursos de entrenamiento especializado en "caos social" para el personal de Al Qaeda.
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