dijous, 2 d’agost del 2012

EL NUEVO PROFESOR


Una  mañana cuando nuestro nuevo profesor de "Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:

- "¿ Cómo te llamas ?"


- "Me llamo Juan, señor."


- "¡ Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más !" - gritó el desagradable profesor.


Juan estaba desconcertado.  Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e indignados pero nadie dijo nada.


A continuación dijo el Profesor:


- "Está bien.  ¡ Ahora sí !  ¿ Para qué sirven las leyes ?..."


Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:


- "Para que haya un orden en nuestra sociedad".   

"¡ No !" contestaba el profesor.

- "Para cumplirlas" "¡ No !"


- "Para que la gente mala pague por sus actos"  "¡¡ No !! ¿¿ Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta ??" ...



- "Para que haya justicia", dijo tímidamente una chica.


- "¡ Por fin !  Eso es... para que haya justicia.   Y ahora... ¿ para qué sirve la justicia ?"



Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo:  


- "Para salvaguardar los derechos humanos" "Bien, ¿ qué más ?", decía el profesor.


- "Para discriminar lo que está bien de lo que está mal"... " Bien, seguid... "


- "Para premiar a quien hace el bien."


-" Ok, no está mal pero... respondan  a esta pregunta:  ¿ Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan ?..."


Todos nos quedamos callados, nadie respondía.


- "Quiero una respuesta decidida y unánime", insistió el Profesor.


-" ¡¡ No !!" - dijimos todos a la vez.


- "¿ Podría decirse que cometí una injusticia ?"


- "¡¡ Sí !!"


- "¿ Por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica? Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más !"


- "Vete a buscar a Juan" -  dijo mirándome fijamente.



Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de Derecho. Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.