El lunes pasado "el Gobierno [dio] por desactivado el independentismo en
Cataluña", según podía leerse en la portada de ‘El Mundo’. Esa
hipótesis parece del todo equivocada y es en exceso optimista. La
prudencia no debe olvidarse nunca en la política y en la vida.
¿Neutralizada la aventura independentista?
Veamos la argumentación monclovita expresada así: “El Gobierno considera neutralizada (….) la aventura independentista alentada por Artur Mas. En el Ejecutivo se da por seguro que la fragmentación del Parlament que ha salido de las elecciones y el batacazo de CiU (…) dejan al president en una situación de debilidad política con la que tendrá muy difícil gobernar durante una legislatura completa”.
El numerito del inefable ministro
Horas después de semejante exhibición protagonizada por el Gobierno popular, emergió el numerito del inefable ministro José Ignacio Wert. El País, ayer en portada: “Wert endurece su ley para obligar a Cataluña a escolarizar en castellano”. Algunos ignorantes o cándidos se habían creído -como indicó El Mundo- que la independencia de Cataluña estaba a punto de ser enterrada. Y lo único que ha ocurrido es que la intromisión de un irresponsable como es Wert ha levantado de nuevo, y con absoluta razón, las iras de los separatistas y la de los catalanes que rechazan el independentismo, que son muchos.
Un personaje abúlico
Si el presidente del Gobierno no fuera un personaje abúlico como es Mariano Rajoy, a estas horas Wert habría sido ya destituido de forma fulminante por jugar a echar leña al fuego de la convivencia en Cataluña y en el conjunto de España. Pedro J. Ramírez está feliz -léase un editorial de ayer- porque la actuación de Wert encaja con su obstinada cruzada contra los partidarios de la secesión. Sin embargo, y en paralelo, este tipejo indigna a millones de ciudadanos de Cataluña, no dispuestos a que un ministro chulapón -afecto al centralismo secular- les dicte desde Madrid la lengua que han de utilizar ellos y sus hijos.
Dos pirómanos peligrosos
Rajoy ha vuelto a dar la talla de un chisgarabís, en lugar de la talla de un estadista. Tras el frenazo democrático a los nacionalistas catalanes y radicales, y cuando en efecto se empezaba a otear con facilidad que Artur Mas había perdido sus elecciones -a pesar de haberlas ganado sin el acompañamiento “extraordinario” con el cual él soñaba- va y aterriza la pareja Rajoy/Wert, dos pirómanos peligrosos. Váyanse ambos a la mierda. En catalán, a la merda.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
El
lunes pasado "el Gobierno [dio] por desactivado el independentismo en
Cataluña", según podía leerse en la portada de ‘El Mundo’. Esa hipótesis
parece del todo equivocada y es en exceso optimista. La prudencia no
debe olvidarse nunca en la política y en la vida.
Estamos ante
una hipótesis innecesaria, porque da la impresión de que fueron
derrotados los nacionalistas o soberanistas catalanes. Humillar al
perdedor es, a menudo, algo como mínimo estúpido. Siempre es mejor que
los conflictos acaben sin vencedores ni vencidos.¿Neutralizada la aventura independentista?
Veamos la argumentación monclovita expresada así: “El Gobierno considera neutralizada (….) la aventura independentista alentada por Artur Mas. En el Ejecutivo se da por seguro que la fragmentación del Parlament que ha salido de las elecciones y el batacazo de CiU (…) dejan al president en una situación de debilidad política con la que tendrá muy difícil gobernar durante una legislatura completa”.
El numerito del inefable ministro
Horas después de semejante exhibición protagonizada por el Gobierno popular, emergió el numerito del inefable ministro José Ignacio Wert. El País, ayer en portada: “Wert endurece su ley para obligar a Cataluña a escolarizar en castellano”. Algunos ignorantes o cándidos se habían creído -como indicó El Mundo- que la independencia de Cataluña estaba a punto de ser enterrada. Y lo único que ha ocurrido es que la intromisión de un irresponsable como es Wert ha levantado de nuevo, y con absoluta razón, las iras de los separatistas y la de los catalanes que rechazan el independentismo, que son muchos.
Un personaje abúlico
Si el presidente del Gobierno no fuera un personaje abúlico como es Mariano Rajoy, a estas horas Wert habría sido ya destituido de forma fulminante por jugar a echar leña al fuego de la convivencia en Cataluña y en el conjunto de España. Pedro J. Ramírez está feliz -léase un editorial de ayer- porque la actuación de Wert encaja con su obstinada cruzada contra los partidarios de la secesión. Sin embargo, y en paralelo, este tipejo indigna a millones de ciudadanos de Cataluña, no dispuestos a que un ministro chulapón -afecto al centralismo secular- les dicte desde Madrid la lengua que han de utilizar ellos y sus hijos.
Dos pirómanos peligrosos
Rajoy ha vuelto a dar la talla de un chisgarabís, en lugar de la talla de un estadista. Tras el frenazo democrático a los nacionalistas catalanes y radicales, y cuando en efecto se empezaba a otear con facilidad que Artur Mas había perdido sus elecciones -a pesar de haberlas ganado sin el acompañamiento “extraordinario” con el cual él soñaba- va y aterriza la pareja Rajoy/Wert, dos pirómanos peligrosos. Váyanse ambos a la mierda. En catalán, a la merda.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
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