Aprovechando la visita a Morella del escritor, periodista y conferenciante Jesús
Ávila Granados, donde el pasado sábado día 25 de mayo tenía previsto
presentar su libro El último hereje, fue invitado por la Mancomunidad
del Territorio del Sénia para visitar los olivos milenarios de aquella zona
geográfica. La Mancomunidad tuvo conocimiento de su visita gracias a la
entrevista que hice al escritor y que publiqué en varios medios: La Ventana
de la Agencia, Vinaròs News, Pulso Digital y en mi blog La Via Augusta.
Aprovechando que tenía libre la mañana del
sábado, Jaume Antich, exgerente y asesor de la Mancomunidad y Tere
Adell, la actual gerente, recogieron en Morella a Jesús y su
mujer Loli para trasladarse hasta el término municipal de La Jana
con la finalidad de visitar la finca del Pou del Mas, junto al antiguo
trazado de la Vía Augusta. Hasta allí también habíamos llegado mi amigo Paco
Itarte y yo mismo para unirnos al grupo.
La finca del Pou del Mas es un museo
natural donde a cada ejemplar de olivo milenario se le ha colocado un panel
donde se especifican las características del mismo.
Después de visitar y fotografiar detenidamente
cada uno de los olivos y los misterios que han guardado celosamente a lo largo
de más de un milenio de vida, nos desplazamos hasta Canet lo Roig para
ver otros ejemplares de olea europea: los primeros en la entrada del
pueblo, junto al camino pecuario asfaltado que sale de la N-232 en las
proximidades de La Jana y, posteriormente, el olivo conocido como el las Cuatro
Patas, también en las inmediaciones del municipio.
A petición de Jesús, regresamos a La
Jana para visitar el miliario romano situado en la plaza principal del
pueblo, justo delante de la fachada de la iglesia parroquial.
Desde allí nos dirigimos a Ulldecona.
Tras cruzar el río Sénia, dejamos atrás la provincia de Castellón
para adentrarnos en las tierras del Sur de Tarragona. Rodeamos la
población para enseñar a Jesús otro miliario romano que se encuentra a
las afueras en dirección a Santa Bàrbara. Con posterioridad, Jaume,
quiso enseñarnos el terreno que ha comprado recientemente junto a la sierra del
Montsià y que también posee unos pocos ejemplares de olivos
monumentales. En este punto aprovechamos para hidratarnos y dar a Jesús
todo tipo de información relativa a los proyectos que lleva a cabo la Mancomunidad.
Después, la comitiva (si mi, ya que la abandoné en aquel punto), se trasladó
hasta la partida del Arion para visitar lo que sin duda es la joya de
la corona de los olivos monumentales: el Fondo del Arion, propiedad
de la familia Porta Ferré de la Galera que contiene la que se
conoce como la Farga I, el olivo más monumental de Catalunya y
catalogado por la Generalitat.
Por las imágenes de vídeo que grabó mi amigo Paco
y que he podido ver, Jesús y su mujer quedaron encantados al contemplar
aquel paraje con los esplendorosos ejemplares de olivos y los muros de piedra
con sus escaleras para salvar los distintos niveles del terreno, así como de la
pequeña barraca, también de piedra y que antaño sirvió para cazar pájaros. Esta
zona, como ocurriera con la finca del Pou del Mas, también se ha
convertido en un museo natural.
La visita terminó de la mejor manera posible.
Los últimos 4 integrantes (mi amigo Paco
había regresado a Ulldecona) fueron almorzar al Antic Molí, del
chef Vicent Guimerá, uno de los restaurantes que incluye en su carta
platos elaborados con el aceite de los olivos milenarios. El restaurante está
situado al lado de la carretera de Ulldecona a la Sénia, junto al
río del mismo nombre, el protagonista involuntario de esta historia y que, como
dice la canción del grupo Pepet i Marieta: une, que no separa.
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